El manido fast track no resultó tan fast, y si bien funcionó como carril exclusivo, su velocidad de tránsito no fue lo que esperaba nuestro malcriado presidente cuasi autócrata camuflado de demócrata, ni mucho menos lo que los ‘Timochenkos’ ansiaban. Es que el galillo nacional no daba para tragar tanto sapo tan seguido. Ojalá el vaso medio lleno termine quedando medio vacío, para bien de todos.

Ahora posan de preocupados por la representación de las víctimas, cuando todo el mundo sabe que lo que realmente les preocupa es atender la garullez de los guerrillos, las dieciséis curules que el Gobierno tanto peleó en el Congreso lo que son es asientos adicionales para los victimarios y no para las víctimas, que si fuera así las pondrían a elegirse entre las más de ochenta mil inscritas en el registro que para el efecto se elaboró. Pero no. Tienen que mimetizar el verdadero propósito, aunque el disfraz sea muy malo.

A los mismos congresistas les espanta que de gratis y sin competición aparezcan veintiséis nuevos miembros, más de los que tienen varios partidos que llevan años en la brega, que es lo que buscan Gobierno y ‘Timochenko’: Un considerable número de curules alineadas. Por ello la cosa no pasó, se hundió. Ahora Santos y sus secuaces, como son tramposos, quieren hacerle trampa a las matemáticas con argumentos que ni a Baldor se le hubieran ocurrido, el esguince a una simple operación aritmética para definir la mitad más uno. Porque ingeniosos para la trampa, sí que lo son. Pero la cosa es más grave de lo que parece. Los mismos congresistas, incluidos algunos de la disminuida “Unidad Nacional”, paulatinamente están engranando la reversa y se están oponiendo a tal despropósito, pero no solo porque escasea la mermelada, sino por la cercanía de las elecciones, por miedo a que con votos se les castigue, y asustados por la certeza que perderán, que habrá un nuevo gobierno antisantista que los molerá, de pronto los demandará y hasta querrá encanarlos. El cuasi autócrata entonces, ante las dificultades que le surgen, y en su afán de favorecer a los guerrillos plantea ahora decretar un “Estado de Excepción”, o sea una especie de Estado de Sitio donde pueda decretar lo que le venga en gana, que inicialmente será para lo de las dieciséis curules, pero después querrá utilizarlo para los desvaríos que se le ocurran, descarándose cual Maduro.

Menos mal hasta ahora ha respetado la Constitución, y acatado los fallos de la Corte Constitucional que, si bien en épocas pretéritas le funcionó en todo, ahora también se cuida y, sin hacer trizas el acuerdo, lo morigera con fallos sensatos, así Santrich los llame escatológicos. Ojalá la Corte siga así.

Coletilla juniorista: Cuando esto se escribe aún no hay decisión. Pero se sabe que si una buena nómina no conforma un buen equipo, el malo es el técnico. Barro que el esfuerzo de las directivas trayendo costosos jugadores de renombre se esfumara. Hay que conservar la fe en 2018, y reforzar al equipo, para ser campeones. Y gastar en un connotado y exitoso técnico.

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