Ante la contundente decisión del presidente Donald Trump de trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv hasta Jerusalén, se ha advertido una nueva crisis y se han levantado distintas posiciones de respaldo y rechazo. Para algunos la desafiante decisión de Trump, nada sorprendente en él, se debe a sus compromisos preelectorales con un considerable número de judíos cristianos republicanos que le dieron el voto. Sin embargo, el actual Presidente de los Estados Unidos no necesita compromiso con nadie para optar –como es su costumbre– por la actuación más beligerante.

El traslado de la embajada tomaría tiempo, pero el manifiesto de su decisión pone el dedo en el centro de una llaga pulsante. Jerusalén no es una ciudad cualquiera, Jerusalén es un complejo y poderoso símbolo en un territorio en disputa. Para evitar atizar el fuego de un dramático conflicto, la comunidad internacional ha puesto sus embajadas en Israel en la ciudad de Tel Aviv. Así lo hicieron los antecesores a Trump en la Casa Blanca, conscientes de que, pese al tradicional respaldo de Estados Unidos a Israel, la situación había que manejarla con pinzas.

John Brennan, el exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos –entre 2013 y enero de este año–, ha dicho que trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén es un disparate de dimensiones históricas que volverá mucho más volátil la región. La presencia de la embajada norteamericana en Tel Aviv ha necesitado que cada seis meses el Presidente firme una prórroga. Así se ha hecho tradicionalmente. Lo hicieron Obama, Bush y Clinton, ha sido la fórmula para mantener una ubicación más diplomática y menos provocadora. Así como se salió del pacto por el cambio climático, Trump sigue siendo un chiquillo tremendo en una pataleta. No atiende razones.

La Cancillería de Colombia también ha fijado su posición indicando que este tipo de medidas afectan toda posibilidad de paz, generan inestabilidad y ponen fin a 70 años de consenso internacional sobre el estatus de Jerusalén. Exhortó la importancia de mantener la negociación y el diálogo entre las partes para poder llegar al fin del conflicto. Colombia, como muchos otros de los países que hoy manifiestan su desacuerdo con Trump, han respaldado abiertamente a Israel. El tema va más allá, lo que se advierte es una tragedia, que dejará más muertos de todos los lados y podría sepultar de una vez por todas toda posibilidad de un acuerdo de paz.

Los grupos de judíos pacifistas han expresado también su rechazo a la decisión de Trump y aseguran que habrá muertos de Israel y Palestina. No hay que ser adivinos, ya una nueva ola de violencia empezó. La protesta ha dejado hasta el momento a cuatro palestinos muertos en los enfrentamientos. Marchas con banderas de Palestina, quemas de banderas de Estados Unidos, tanquetas de Israel despejando la revuelta, palestinos lanzando piedras, sirenas, gente corriendo, disparos y la muerte, una vez más la muerte.

@ayolaclaudia
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