Levith Rúa debe ser juzgado con todo el peso de la ley por la violación, desaparición y muerte de la estudiante Gabriela Romero y de otras víctimas. Pero la ley debe prever que se trata de una persona con un cuadro que encaja en las telarañas de la psicopatía, lo cual es de alto riesgo para la sociedad. Y hay que ver las habilidades que tienen estos sujetos para distorsionar, engañar y fugarse de prisión.

Si Rúa es juzgado como imputable podría ser recluido en una cárcel de alta seguridad, pero aun así, se corre riesgo porque los guardias no son expertos en manejo de enfermos mentales. Si es declarado inimputable, porque un diagnóstico médico así lo determine, su lugar será un psiquiátrico y el único centro de este tipo que tiene el Inpec en la Región está en la Penitenciaria Distrital de Barranquilla. Solo hay un pero: el lugar designado para este menester en esa cárcel existe solo en papel. No funciona porque carece de los elementos de seguridad requeridos. Lo reemplaza en su defecto el Cari Mental y sus condiciones de seguridad tampoco son las mejores.

Se presume que la inimputabilidad –lo cual establece que se le daría tratamiento de enfermo mental– podría traerle como beneficio los atenuantes que prevé la ley. En el caso de ser juzgado como imputable esta circunstancia es más reprochable socialmente, pero para alguien con estas características criminales el reproche no tiene ninguna importancia. Pero es necesario poner sobre aviso a las agencias jurídicas del Estado acerca de lo que puede pasar si no se controla de manera debida a un individuo con este peligroso comportamiento para la sociedad.

Hay que recordar un hecho que golpeó a Barranquilla en mayo de 1974, cuando Daniel Camargo Barbosa, el ‘Sádico del Charquito’, violó y asesinó a una niña de nueve años del colegio Gimnasio del Country. Camargo fue juzgado en Bucaramanga para preservar su integridad –como se sabe los violadores son odiados por la población carcelaria–. La condena lo llevó a la isla prisión Gorgona, de donde escapó de manera misteriosa e inexplicable para luego causarle la muerte a 70 mujeres en Ecuador. ¿Fallas en el sistema penal colombiano al juzgarlo? ¿Debió ser recluido en un psiquiátrico con el control debido? La realidad supera muchas veces la trama de una película como El Silencio de los Inocentes, ¿o acaso Hanníbal Lecter causó tanto daño cuantitativo como lo hizo Camargo Barbosa en los 70 hogares campesinos ecuatorianos?

Coletilla aclaratoria: damos un giro porque en la columna pasada, Teo, Caín y Abel, atribuí de manera imprecisa la autoría del célebre slogan “Aerocóndor, su hogar en aire” a Abel González. El verdadero creador de esa frase publicitaria es el escritor, periodista y hombre de radio Andrés Salcedo, quien la ideó en los años 60 cuando él era copy de la agencia publicitaria de Gonzalo Castillejo Rasch. También Salcedo se cráneo la frase “El sol sale para todos”, que sigue usando la empresa Chocolate El Sol.

mendietahumberto@gmail.com