Por estos días la hipocresía latinoamericana esta como para alquilar balcón: mientras gritamos a todo pulmón que Fujimori debería morir en prisión por sus actos atroces ‘de derecha’, exaltamos a los sillones parlamentarios de las Farc por sus actos atroces ‘de izquierda’. Ya exclamarán algunos que no es comparable, así que cambiemos de tema, miremos hacia otro lado, aplaudamos el deseado unilateralismo y sigamos disfrutando de nuestra doblez intelectual. Pero antes de cambiar la página admiremos la reconciliación, versión Clara López: “las mujeres violadas por las Farc tienen que aprender a convivir con sus victimarios”.

Se termina 2017 y vuelvo a escribir como para no dejar el gustico a medias. Año nuevo, vida nueva y resaca nueva. El 2018 llega con guayabo a pesar de haber logrado una sustancial desmovilización de un grupo ilegal. Como lo habíamos advertido desde el No, la institucionalidad del país se vino abajo, desde la alteración de los valores éticos donde los victimarios son ahora las víctimas (realismo trágico), pasando por la coronación de la mala fe santista, y hasta llegando a la institucionalización de la inseguridad jurídica.

A propósito, se acabó el año y nadie sabe a dónde se evaporaron los titulares de prensa, los estudios y promesas gubernamentales que pregonaban que el acuerdo con las Farc traería automáticamente réditos económicos. Por cierto, ¿alguien sabe qué pasó con las locomotoras santistas? El PIB creció 1,8% este año, el más bajo desde la recesión mundial del 2009, y todo es culpa de los choques externos según el ministro de Hacienda. ¡Obvio!, nuevamente hagámonos los de la vista gorda, miremos hacia otro lado, aguantémonos que el Presidente nos diga que somos “enfermos mentales”, que el gobierno es víctima, no victimario.

Deberá el próximo gobierno esforzarse por oxigenar la clase política de esta nación putrefacta por los mismos apellidos. El objetivo será el de reactivar la economía, reformar el acuerdo de La Habana desde la base de los resultados del plebiscito, reforzar el Estado de derecho, incentivar la calidad educativa e impulsar los pesos y contrapesos constitucionales. Durante el 2018, anticipo que me la jugaré por Iván Duque, gran compañero con el cual trabajé, dejándome siempre impresionado por su intelecto y seriedad. Es nuestro Macron colombiano, el relevo generacional que necesitamos.

En cuanto a nuestra Región Caribe, propongo en este año electoral que todos nuestros candidatos al Congreso se unan tras la idea de crear una Colombia federal que resalte nuestro multiculturalismo, y que de una vez por todas exista bancada costeña y se deje a un lado la lambonería con el gobierno cachaco de turno. Más que nunca es necesario acabar con el centralismo que utiliza nuestros votos para ganar las elecciones, pero que tras mandato nos hace perder, y bastante culpa tenemos en esto.

@QuinteroOlmos