Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre un corroncho y un coralibe? José Moreno, Guayaquil.

R.: El Diccionario de curiosidades y palabras populares registra que cuando los campesinos caribeños iban a los pueblos a hacer mercado llegaban con ronchas debido al contacto con ciertas plantas e insectos, y la gente al verlos decía: “Ahí vienen los ‘con roncha’ ”, lo que derivó en corroncha y en su masculino corroncho. Por eso, corroncho es alguien de baja instrucción, chabacano y de mal gusto. José D. Villalobos, en El español hablado en Barranquilla, dice de corroncho: “Palurdo, ordinario, sin modales, inculto, rústico, tosco”; y de coralibe: “Corroncho, ordinario, palurdo, sin modales, inculto”. Es decir, son dos vocablos sinónimos. Sin embargo, podría percibirse diferencias sutiles, que bastarían para especular que todo coralibe es corroncho, pero no todo corroncho es coralibe. Alguien de clase alta puede ser corroncho si es poco ilustrado, tiene mal gusto y carece de modales pese a haber tenido ocasión de adquirirlos. Coralibe luce más desdeñoso, pues alude a personas de baja condición social, que no tuvieron oportunidad de aprender maneras de gente de mayor nivel. Quizá por eso el Lexicón de colombianismos dice de coralibe: “Persona de piel morena y de gran estatura, por alusión a la madera y el tamaño del coralibe [o cañahuate]”, y “persona a quien no le sienta el vestido por robusta, ordinaria y sin modales”.

P.: ¿De dónde vienen las expresiones “no tengo un duro” o “no tengo un real”, usadas en algunos países para indicar que no se tiene dinero? Edgardo Salas, Barranquilla.

R.: El real era una moneda española, acuñada desde el siglo XIV, que circuló también en sus colonias de ultramar, y que en los últimos tiempos equivalía a cinco pesetas. El duro era otra moneda española, que se usó a partir del siglo XVII, cuyo nombre viene de una aún más antigua llamada peso duro, de 20 reales. Decir “no tengo un duro” o “no tengo un real”, es lo mismo que decir no tengo un peso o un centavo o un chavo o un chivo o una luca o una barra.

P.: De nuevo la expresión ¡borracha/o! de la región valduparense.

R.: El lector Alfredo Calderón, quien la semana pasada me consultó sobre la expresión ¡borracha/o!, de la que dije que denota reproche o cariño, hace una acotación: “El uso del término no es de ahora. En Costeñismos colombianos, del padre Revollo, encuentro lo siguiente: ‘¡Borracho!: Exclamación de admiración con extrañeza y aún con indignación por el dicho o hecho de una persona; es un tropo por el que se supone que lo dicho o hecho sea efecto de borrachera o acto de maldad despreciable. ¡Borracho fulano!’. En los dos ejemplos musicales que cité en mi primera comunicación esta explicación se le podría aplicar muy bien a La araña picúa, más no a La montañita, pues en esta última tiene un carácter afectuoso que salta a la vista (y al oído). Pienso que debe existir algún hecho histórico (o anecdótico) tras este simpático modismo…”.

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