Ñeéercoles! Exclamamos sorprendidos ante una mala noticia o ante algo inesperado. Es una distorsión de la palabra “miércoles”, muy usada en la Costa, y cuya acepción, según el diccionario de la RAE, es: “día de la semana”, pero que en el argot costeño –prolongando la “e” y acentuándola con fuerza– significa: sorpresa. El “ñeéercoles” viene generalmente acompañado de un gesto grotesco de la cara: semiarrugada y la boca abierta de par en par, manteniéndola así durante varios segundos, hasta que pase el susto. Pero, en el mundo de hoy, cuando todo es a las carreras, hasta las palabras hay que abreviarlas y el “ñeéercoles” se ha convertido en: “Ñiée” –a su vez, abreviatura de: “ñédda– que con este acento cartagenero se disimula un poco: no suena tan feo. Hasta tiene cierta cadencia. Pero dígase como se diga, significa lo mismo: no propiamente un día de la semana, sino “aquello” y de que patea, patea, sobre todo en boca de una dama. Es que ahora a muchas mujeres se les ha dado por utilizar la palabrita con frecuencia, y desagrada oírsela. Antes, ellas eran muy recatadas al hablar y se distinguían de los hombres porque no decían ‘malas palabras’, pero hoy, desde que se emanciparon y tienen los mismos derechos que los hombres, echan vainas y sienten que pueden hablar igual que ellos. Ya no hay diferencia entre la forma de hablar de un hombre y la de una mujer, sobre todo entre la gente joven. La moda unisex se ha impuesto hasta en el lenguaje. No hay nada qué hacer. ¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia La France? “Égalité, fraternité”. Si, “égalité” (igualdad) para lo que les conviene, pero de “fraternité”... “rien, rien” (pocón, pocón) porque hoy todos viven en una sola peleadera.
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