Mañana domingo 11 de marzo los colombianos tendremos una gran oportunidad de acabar con esa cuadrilla de ‘enmermelados’ congresistas que durante estos cuatro años se apropiaron indebidamente del dinero de los comedores escolares, las regalías de los municipios, las vías terciarias de los campesinos, los recursos de la salud, la plata de las víctimas y desplazados de la violencia y las tesorerías de las entidades públicas.

La oportunidad es inmensa. Podremos liquidar –políticamente hablando– a todos esos sinvergüenzas congresistas que se han disfrazado de defensores de los pobres, que hablan (en cuerpo ajeno) de moral cuando sus familiares están presos por actos de corrupción, que cambian de partido político y compran conciencias para mantenerse en el poder y seguir robando. Mañana los colombianos tenemos la enorme responsabilidad de cambiar a todos estos congresistas mezquinos que infestan la política nacional.

No será una tarea fácil. Infortunadamente en este país la mayoría de los votantes no han tomado conciencia del daño que le hacen a su propia comunidad vendiendo su conciencia. Ahí tenemos el claro ejemplo de los departamentos de La Guajira y Córdoba, donde convirtieron la corrupción política en algo cultural. En esos departamentos (y en otros del país), cuanto más corrupto o ladrón es el político, es más querido y admirado por sus simpatizantes. Como dijo el monteriano: “¿Estás decepcionado de nuestros políticos? Espera a que conozcas a los votantes”.

Pero en este país también hay mucha gente honesta, muchísimos ciudadanos que están cambiando su cultura de la venta del voto o del voto a partidos políticos que hace rato perdieron su ideología y sus principios, por un voto de convicción. Gracias a las redes sociales y a los portales de noticias por internet, una inmensa mayoría de colombianos tiene ahora más acceso a información sobre los candidatos al Congreso de la República, sobre sus antecedentes y propuestas, lo cual les permite tener mejores elementos de juicio para tomar una mejor decisión electoral.

Claramente, el sistema electoral colombiano no ayuda mucho. Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, este año se inscribieron 2.957 personas para escoger 102 senadores y 166 Representantes a la Cámara. Demasiadas curules, exagerado número de candidatos y ausencia de requisitos de idoneidad y aptitud para llegar a esos cargos. Si en realidad queremos un cambio en la sucia política que nos ha gobernado en los últimos años, la reducción del Congreso y la eliminación de la elección popular de alcaldes de municipios no capitales no da más espera. Mientras tanto, comencemos por escoger buenos congresistas. En la Región Caribe, por ejemplo, hay varios candidatos con buena preparación profesional, experiencia y liderazgo, como Jaime Amín, María del Rosario Guerra, Sergio Araújo, David Barguil, Fernando Nicolás Araújo y Arturo Char.

Otros que le dan altura al debate son el expresidente Álvaro Uribe Vélez, el conservador Miguel Gómez, la dupla liberal, Sofía Gaviria y Luis Fernando Velasco, el profesor Antanas Mockus, el aplicado Jorge Enrique Robledo, el veterano Iván Marulanda y, los estudiosos Rodrigo Lara y Paloma Valencia. La defensa de la niñez tiene tres candidatos de lujo en el Centro Democrático: Yohanna Jiménez (la hija de nuestra recordada Gilma), Zaida Barrero y Hugo Tovar Marroquín. Usted elige.