¿Bolas negras en la Occde?

Por ahora el visto bueno sigue aplazado pese a los esfuerzos de la canciller María Holguín Cuéllar y la ex ministra de Comercio Claudia Lacouture Pinedo. En Lima durante la Conferencia en ciernes algo puede pasar. Algunas insistentes exigencias – hasta preocupantes– en materia de aceptación de patentes de laboratorios médicos por tiempos más largos que sin duda encarecerían para la Seguridad Social del Estado y para los consumidores privados. Algo que nuestros negociadores todavía no han aceptado. ¿Por cuánto tiempo más resistirán? En la Casa de Nariño son fanáticos de los clubes comerciales. Teóricamente esos mercados ampliados son unas ventajas. Lo malo es que nuestra oferta exportable competitiva es corta y los TLC negociados encierran una serie de oportunidades no aprovechadas.

Por ello con frecuencia registran déficits en contra de Colombia. Compramos más de lo que vendemos. Situación no sostenible indefinidamente, pues se van reduciendo las divisas para pagar y al debe siempre: no se puede.

Apoyos sobrevinientes

La Andi informó en estos días que un grupo de empresarios norteamericanos favorecían el ingreso de Colombia a la Occde. Como no lo van apoyar, si ellos son los primeros que van a vender en condiciones más favorables. El embajador de Francia, con costas en el Pacífico por las Islas Polinesias –allá adonde les ensuciaban su precioso mar, con ensayos de explosiones atómicas– ídem apoyo.

En Minhacienda también quieren entrar

Las mejores prácticas a adoptar con la Occde, en materia contable por ejemplo, brindan más confianza a nuestro financiadores, a los compradores de bonos de deuda (los TES) y a las emisiones privadas. Eso le facilita al señor Ministro Cárdenas –corto de caja– financiar con deuda sus necesidades y mantener funcionando el Estado por lo menos hasta el 7 de agosto. “El que venga atrás que arree”, dice el refranero popular.

100 años del Colegio de San José

En 1919, la Compañía de Jesús, orden militar y religiosa creada por Ignacio de Loyola, arribó a Barranquilla. La “multinacional del saber”, así la llamaba el rector magnífico de la Universidad Javeriana Jorge Hoyos Vásquez. Y, ¿por qué ese apelativo? Alguna vez le pregunté y la respuesta fue: “Enseñamos en colegios y universidades en 163 países”. Gestionada su vinculación a Barranquilla, por nuestro legendario Monseñor Carlos Valiente con el apoyo del famoso Arzobispo de Cartagena Pedro Adán Brioschi, los jesuitas fundaron hace un siglo el Colegio de San José que a millares de jóvenes ha formado. El movimiento social y educativo de Fe y Alegría, integrado por un dedicado voluntariado aporta sus esfuerzos en los barrios populares, y orientado por la Compañía de Jesús. El más hermoso e imponente templo del Centro Histórico de Barranquilla, con su cúpula coloreada interiormente por frescos, y techos abovedados ídem, está dolorosamente cerrado. Un monumento cultural que pide a gritos restauración. ¿Quién se le mide? En sus escalinatas cuando cae el sol, unas damas que trabajan en el sector disfrutan del fresco de la tarde mientras observan los varones que salen de la vecina Biblioteca Departamental Meira del Mar. ¿Cuánto vale conservar ese Patrimonio Cultural de Barranquilla?

Míster Trump, ¿vendría a Colombia?

El señor Presidente lo publicitaría como un apoyo a sus gestiones de paz. Suponemos. Él no da nada gratis. ¿Qué pedirá a cambio por la innecesaria escala del US AirForce 001? Se escucha que quieren un espacio en nuestros 1.200 kilómetros de frontera como cabeza de puente para que sus Marines, con una fuerza militar suramericana mezclada (que no van a conseguir), entren a Venezuela. Juan Manuel Santos tampoco les acolitará la propuesta y es más: el Senado colombiano jamás autorizaría el ingreso de tropas extranjeras –así sean de amigos – para tal propósito. No nos gusta el presidente Maduro, pero hasta eso no llegamos.