Para nadie es un secreto que el sistema de salud colombiano es el gran talón de Aquiles de todo gobierno. Desde su raíz ha quedado demostrado que es un nido de corrupción, un tren de atropellos contra la gente y una muestra de lo que la ineficiencia y la inhumanidad pueden ocasionar. Sin embargo, esta columna de hoy no la escribo para quejarme de lo que es el pan de cada día en esta nación, sino para hacer un llamado a que, de una vez por todas, dejemos de aplaudir el cinismo.
En esta semana, el Ministerio de Salud hizo un ranking de las mejores EPS de Colombia, unas que –según los lineamientos exigidos– tienen los mejores niveles de cumplimiento en el Régimen Subsidiado. Es decir, que cuentan con los mejores niveles de oportunidad, satisfacción y trámites. Para mi sorpresa, mientras leía el ranking, me di cuenta de que la que encabezaba ese prestigioso listado era Comfasucre, pues, según el Ministerio “le cumple a sus usuarios”.
Honestamente, no sé cuál es el medidor que utilizan para llegar a este resultado, pues si eso es lo mejor, no quiero ni saber cómo es lo peor. Si eso es lo mejor, el diagnóstico de este sistema deja mucho que desear. Si eso es lo mejor, no sé qué es lo que puede esperar la población más vulnerable de Colombia. Si eso es lo mejor, estamos perdidos como sociedad.
Y no lo digo por decirlo, lo digo porque conozco una víctima que hoy no puede luchar por su vida como es debido, porque su EPS, Comfasucre, no se lo ha permitido. Su nombre es Luis Carlos Zúñiga, nació en Galera, Sucre, tiene 14 años de edad y sufre de Leucemia Linfoide Aguda. El 21 de julio del 2017 le hicieron un trasplante de médula, pero, desde entonces, es decir, desde hace más de ocho meses, Comfasucre no le ha dado un solo medicamento para poder seguir su tratamiento y poder así salvar su joven vida.
Su mamá, Normaria Tovar, en su desespero e impotencia me contó que, a pesar de que han tutelado y las tutelas han salido a favor de su hijo, Comfasucre “no ha hecho absolutamente nada”. Luis Carlos necesita Ciclosporina y Aciclovir, además de tener exámenes pendientes como el de carga viral, y el aspirado de médula que debió hacerse hace mucho tiempo, pero que la EPS “nada que se lo autorizan”. Vale la pena destacar que, con el apoyo y el acompañamiento que le ha brindado la Fundación Andrea, el Laboratorio Novartis donó el medicamento del primer mes, pero desde entonces Luis Carlos no ha recibido nada. Y por ende, está en absoluta desventaja en la lucha por su vida.
Así que juzguen ustedes si esta EPS merece estar ‘de primero’ en el ranking, juzguen ustedes si realmente cumple con sus usuarios, juzguen ustedes si realmente tiene trámites que funcionan y juzguen ustedes si creen que realmente les da a personas como Luis Carlos la oportunidad de vivir.
Porque sencillamente no es justo que unos reciban premios a costillas de las desgracias de otros.