No sé si creer en las encuestas. Pero cuando las leo no puedo dejar de decir lo que pienso. Cuando uno escucha a Petro en algún debate o entrevista, es imposible no escuchar la repetición constante de la palabra equidad. Suena bonita cuando la usa, pero cuando escucho el discurso completo encuentro una clara contradicción entre lo que quiere él y lo que creo quiere la gente.

Lo que desea la gente –y me incluyo– es que el Estado nos dé a todos los ciudadanos la oportunidad de salir adelante. Ese famoso sueño americano de que si uno trabaja con juicio, con responsabilidad, la vida te sonríe y nuestras familias avanzan. Eso en mi diccionario es equidad.

Para decirlo de forma muy simple, la equidad busca distribuir de manera equilibrada la riqueza que genera un país. Hay que decirle a Petro que esa ecuación tiene dos partes. Primero generar riqueza y segundo distribuir esa riqueza de manera equitativa. Y en ese orden. La primera es responsabilidad del sector privado a través de la creación de empresas, y la segunda le corresponde al Estado a través de la distribución adecuada de los impuestos.

Por eso cuando Petro habla de equidad hay que leer entre líneas. Como dicen por ahí, “el diablo está en los detalles”. Y cuando escuchamos con atención sus intervenciones, el diablo ronda como golero en busca de su presa. Cuando el señor dice que va a expropiar; cuando dice que va a aumentar impuestos; cuando se hace pasar como el mesías de los pobres quitándole a los ricos, cual Robin Hood, genera un ambiente de desconfianza, que seguro matará la generación de riqueza. Por lo tanto, lo único que nos quedará será repartir pobreza y cumplirá su promesa, y nos convertiremos en el país más equitativo del mundo, pero a qué precio.

No me malinterpreten, coincido con Petro en que la superación de la pobreza y avanzar en equidad son de los grandes desafíos de nuestra generación. Pero la equidad entendida como esa posibilidad de subir en la escala social. Como la esperanza de todos los colombianos de pensar y soñar en grande y saber que sí se puede.

Es por esto que me da mucha tristeza ver cómo Petro utiliza estas palabras y les quita todo el sentido. La utiliza para prender el fuego de la lucha de clases, pero peor aún, nos confunde con palabras bonitas, con cantos de sirena que nos llevan directo al desastre. Para contextualizar y que no sea solo una opinión personal, según el listado del índice GINI, Uruguay, Nicaragua, Cuba y Venezuela son los cuatro países más equitativos en Latinoamérica. ¿Es este el futuro que los colombianos queremos para nosotros?

No es un tema de castrochavismo, sino de populismo puro. No nos dejemos engañar. Cuando Petro dice la palabra equidad, lo que realmente quiere decir es: Dejen de soñar con un mejor mañana para sus familias. Dejen de soñar en la posibilidad de salir adelante con su trabajo. Dejen de soñar con una Colombia que les brinde a todos un mejor futuro. Nos está diciendo dejen de soñar.

¡No nos dejemos!