La real supervivencia
La monarquía británica se adapta a nuevas circunstancias. El mundo cambió a su alrededor y ellos para sobrevivir, adoptan con toda “la pompa” el momento, novedades antes inaceptables. El brexit ganó, pero medio país intenta moderarlo. Escocia inicia movimientos separatistas, pero la nonagenaria Elizabeth II y su legendario consorte obtienen respaldos conviniendo en aceptar en la familia real, una novia no princesa extranjera, sino actriz de televisión exitosa y estadounidense: una bonita morena divorciada. Su tío el exrey Eduardo VIII tuvo que abdicar y exiliarse en París por causas similares.
Mejor sumar que dividir
Esta primavera, el arzobispo de Canterbury y el dean de la capilla de Saint George en Windsor –ambos anglicanos – y un pastor baptista presenciaron el sí de los novios de la Casa Real Británica. La boda y las recepciones con tal motivo se realizaron en Escocia, en el Castillo de Windsor, país que después del brexit ha insinuado separaciones tipo Cataluña, pero menos intensas. Otro grave problema para el Reino Unido de Gran Bretaña, Escocia e Irlanda del Norte. El sitio de la boda real también lleva un mensaje en pro de la unidad. Ya antes los hermanos William y Harry fueron enviados a estudiar a la Universidad de Edimburgo para que tuvieran classmates escoceses y nexos con la juventud que viene detrás. Algo que política y económicamente los favorece.
¿Kilovatios más caros? Motivo: Hidroituango
Aún si la represa resiste, ojalá que sí, el atraso de dos años aproximadamente en salir a vender energía y aquellas ventas en firme de energía futura que deben atenderse, en EPM la suplirán posiblemente comprándola en el mercado. Ante esta inusitada demanda, quienes puedan proveerla seguramente aprovecharán las circunstancias y venderán a mejor precio. Lo mismo habría ocurrido si Hidrosogamoso, por ejemplo, hubiera sufrido un percance parecido y entonces los paisas habrían coronado vendiendo más caro ante una insuficiencia sobreviniente.
El control del poder eléctrico
Al embajador de Colombia ante la desaparecida URSS, Humberto Muñoz, le correspondió negociar por Colombia la compra de los equipos para la Central Hidroeléctrica de Urrá, proyecto que sufrió toda clase de ataques velados y zancadillas. Casi que sugirieron que los generadores podrían convertirse en predicadores comunistas por los técnicos rusos que vendrían para el montaje Urra 1 y Urrá 2. Eran considerados un peligro para el control del poder energético, para cierto grupo de notables paisas. Así Urrá 2, lo engavetaron, pero en cambio sí salió después Hidroituango, que infortunadamente hoy los está indigestando. Pueda ser que como al Metro de Medellín no vayamos a terminarlo pagando entre todos. Los trabajadores de la represa, valientemente en medio del peligro, siguen elevando la altura de la misma hasta que las aguas alcancen al vertedero. Heroicos trabajadores que merecen algún reconocimiento nacional.