Si los votantes estuvimos sintonizados con las encuestas, hoy debió usted amanecer como el nuevo presidente electo, para bien de Colombia, y como todos los colombianos, seguro tendrá entre sus preocupaciones el estigma de ser el nuestro uno de los países más desiguales del mundo. Se sabe que el índice más reconocido para medir la desigualdad es el coeficiente GINI, que asume valores entre cero y uno, que por encima de 0,4 se considera malo y que para Colombia es de 0,508.

No es tan conocido, sin embargo, que solo tres departamentos de Colombia tienen un índice superior al del país, lo que podría parecer contra intuitivo. Lo que sucede es que los demás departamentos en su interior son menos desiguales, más homogéneos que el país en su conjunto, sin que ello niegue sus desigualdades visibles. Puede sorprender también que 4 de los 8 departamentos de la Región Caribe estén entre los 10 departamentos menos desiguales. Son simplemente más pobres, no más desiguales dentro de su territorio.

El problema se agrava para el país porque dicha Región además de muy pobre es muy grande. El Chocó y Vaupés, siendo tanto o más pobres, solo representan el 1% y el 1 por mil de la población, por lo que no tienen el peso demográfico para dar al traste con el coeficiente GINI nacional. En cambio la Región Caribe tiene el 21,5% de la población, pero su participación en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional es solo del 15%. Al tiempo que Bogotá y Santander tienen el 20,5% de la población (1% menos que el Caribe) pero representan el 33% del PIB nacional (más del doble). El ingreso per cápita de Antioquia es el doble que el de Sucre, La Guajira, Magdalena y Córdoba, y el de Bogotá triplica el de esos departamentos y duplica el del Atlántico.

Por todo eso el reto de la reducción del GINI pasa necesariamente por el cierre de las brechas regionales entre el centro y la periferia del país, en particular con el Caribe por el tamaño de su pobreza. Aquí residen el 33% de los pobres del país. Subsanar eso propone el plan 2018-2030 Casa Grande Caribe: emparejar la Región con la nación en educación, salud, nutrición, agua potable y saneamiento básico, así como en finanzas territoriales, para contribuir desde lo local a lograrlo en los próximos tres cuatrienios. Esperamos que el suyo, doctor Iván, inicie esa seguidilla.

Se trata también de no escatimar unos billones que se cuentan con los dedos de las manos sumando las necesidades de Electricaribe, la APP del río Magdalena, la del canal del Dique, la doble calzada de Ciénaga a Barranquilla y la represa del Ranchería, mientras se asigna cerca de una veintena de billones a sistemas de transporte masivo en Bogotá y su rica sabana, y otro tanto a las autopistas de la montaña en Antioquia. Invertir más, mucho más, en el Caribe, no menos, es la única fórmula para comenzar a zafarnos la jáquima de nuestro vergonzoso GINI.

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