Las explicaciones mayores sobre la situación del fútbol argentino y su Selección, según los propios analistas de este país, tienen en la desorganización e incapacidad dirigencial el origen de tan magro momento.
También, son drásticos y condenan a los demás actores, futbolistas y entrenadores. No hay dudas de lo mal que juega argentina, y no de ahora, pero casi siempre maquillado por el talento de Messi.
El jueves se topó con un verdadero equipo: Croacia, que lo derrotó 3-0 y lo avergonzó ante el mundo futbolero con tres claves tácticas. Primera, lo presionó en la salida de los defensas y el arquero para obligarlo a dividir el balón. En una de esas acciones caballero pifió en el pase como antesala del primer gol.
Segunda, eliminó a Messi del radar del resto sin golpearlo. Lo enjauló (con Modric, Rakitic y Brozovic) y evitó que le dieran pases.
Tercera, atacó con decisión el sector de los seudolaterales argentinos (Salvio y Acuña). Una lección táctica de un equipo con jugadores muy ricos técnicamente y sin pretensiones de lucimiento personal.