No hay mejor cosa en el mundo que escribir sobre lo que uno ya escribió. Y sobre todo cuando hay que corregir. La semana pasada puse en duda las condiciones como técnico de José Pékerman. Esas dudas aún persisten. Debo reconocer, sin embargo, que el profe se salió con la suya y ahora en el Mundial nos tiene en octavos de final. Y seguro las buenas noticias desde Rusia seguirán para nuestro país.

Hoy quiero hablar del que para mi gusto ha sido la figura de Colombia en el Mundial. Estoy hablando de Juan Fernando Quintero. Su historia da para un libro. Nació en el barrio El Socorro de la convulsionada comuna 13 de Medellín.

Su padre, Jaime Enrique Quintero, fue desaparecido por esas cosas del conflicto colombiano. Entonces su madre, Lina Paniagua, se convirtió para él en papá y mamá. En medio de adversidades se forjó como deportista en una ciudad en la que, como Medellín, no es fácil destacarse, porque produce futbolistas por millares.

En 2014, Quintero se presentó en el Mundial de Brasil. Fue figura. Ante Costa de Marfil se fajó un golazo con el que Colombia aseguró su paso a la siguiente ronda. Pero estaba muy joven. Por sus 21 años, Pékerman, seguramente, optó por tenerlo de suplente. Todavía lo veo al lado de James luchando para empatarle a Brasil. Pero no pudieron. Luchar contra Brasil de local y el árbitro era casi que imposible.

He leído que Quintero tuvo un bache por las cosas de la fama y sobre todo de la juventud. Fui testigo de que su nivel decreció. Pasó por varios clubes europeos hasta que aterrizó en el Independiente Medellín. Luego llegó al River Plate de Argentina. Entonces se dijo que su juego no daba para la Selección de Colombia en Rusia. Pero Pékerman confió en él. Contra viento y marea lo llevó al Mundial y lo puso a jugar.

Ahora hay una dupla de ensueño en el fútbol colombiano. Una dupla que cualquier equipo del mundo envidiaría. Una dupla mejor que la de Valderrama y Redín. La dupla Quintero-James.

En el partido ante Japón, Quintero fue la figura pese a que Colombia cayó. Quintero se marcó un golazo digno de un crack. Cobró un tiro libre y, mientras todo el mundo esperaba que le iba a pegar por arriba, puso a rodar el balón por abajo.

Contra Polonia, Quintero se echó el equipo encima junto a James, Cuadrado y Falcao. El jueves, junto a Yerry Mina, comandó la victoria colombiana ante Senegal. Quintero nos tiene entre las 16 mejores selecciones del Mundial.

Cuando terminó el partido contra los africanos se debió haber sentido libre. De nuevo le había quedado bien a su madre. Y también a su padre, donde quiera que esté. En pocas palabras le dijo a la prensa que se sentía feliz. Que las mejores noticias para Colombia estaban por venir.

Y terminó con esta pincelada propia de un grande: “Quiero enviar un saludo muy especial a mi familia, y a la gente y a mis amigos del barrio El Socorro, en la comuna 13 de Medellín, donde crecí”.

Moraleja: al que es buen hijo tiene que irle bien en la vida. ¿O no, don Juan Fernando Quintero?

@cancinoabog