Le llegó la hora al nuevo presidente Duque de cambiar un país en donde muchas cosas se quedan en palabras. Las incontables páginas de reglamentaciones escritas con una gran diligencia y seriedad, que si bien no son compartidas por todos, existen. Casi que no faltan leyes sobre una gran cantidad de temas, muchas de ellas sin el conocimiento de las personas que necesitan ser aplicadas, y en una gran cantidad sin aplicación. Si en la parte jurídica sobran las palabras, en la financiera –a pesar de que existen los recursos– estos no llegan, o quedan en otras manos, las instituciones oficiales, hospitales y demás tienden a desaparecer ante la mirada impávida del Ministerio de Salud y en general del Gobierno nacional, regional y local. Las Empresas Promotoras de Salud (EPS), cuya existencia no tiene ninguna explicación, dejan a los sectores de bajos recursos con opciones mentirosas, con incumplimiento de la mayoría de los requerimientos, mediante la demora, la tramitología y con el apoyo de abogados que sin ninguna ética violan los mínimos principios de ayuda a las clases necesitadas, enriqueciéndose con la salud de los necesitados. Mientras tanto, la medicina privada hace sus ganancias por la deficiencia de la atención de los otros.

La regulación de los deberes y derechos de los usuarios de los servicios de salud se mantienen escondidas a propósito, y los usuarios terminan por desconocer sus derechos, los prestadores abusan de sus fortalezas aumentado los cobros a través de falsificaciones o sobrecargos y explotando a los trabajadores de la salud.

Las cuentas son diferentes en cada uno de los actores, todavía no se sabe la verdad en el desorden de las cuentas y en la necesidad de los pagos. Lo cierto, a pesar de las grandes deudas, es algunas entidades no se quiebran, debido al fuerte músculo financiero que se reparte entre políticos y participantes de entes del Gobierno y la parte privada. La Superintendencia de Salud y las otras entidades adscritas al control de la corrupción no son suficientes.

Presidente Duque, le entregan una salud como un verdadero chicharrón, le deseamos se rodee de buenos y capaces expertos en las diferentes áreas de la salud, pero si el líder del gobierno no se mete de lleno a solucionar el problema, como ha pasado en los últimos años, seguiremos en el camino por el despeñadero.

Se necesitan cambios importantes en las estructuras de salud, pero como usted lo ha dicho, presidente Duque, lo que debemos conseguir son buenos resultados, no pueden continuar más muertes por desnutrición, sífilis del recién nacido, muertes de madres embarazadas, infecciones respiratorias, infecciones intestinales, tuberculosis, y muchas otras más que nos da vergüenza a aquellos colombianos que durante mucho tiempo hemos sufrido los incumplimientos de los gobiernos a la Constitución, en la que claramente se consigna que se debe garantizar la salud a los colombianos, sin ningún tipo de diferencias.

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