Cada cierto tiempo los críticos de las facultades de Comunicación (o de periodismo) intentan agredirnos con el mismo debate insidioso.
Esta vez los cuestionamientos llegaron por cuenta de Hernán Restrepo, de la Red de ética de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Uno a uno, los contrargumentos:
1.“Para ejercer el periodismo no es indispensable haber pasado por una facultad…”.
La Constitución de 1991, en su artículo 20, determinó que todos los colombianos tenemos derecho de recibir y dar información. La Corte Constitucional interpretó que esa atribución no podía restringirse a quienes portaran una tarjeta profesional. Al derogarla, algunos articulistas regaron la especie de que cualquiera podía ser periodista.
Tanto la Corte como los columnistas obviaron un complemento sustancial del derecho: esa información debe ser “veraz e imparcial”.
La misma Carta cualificó el derecho. Cualquier ciudadano evidentemente puede dar información; pero no cualquiera puede ofertar información veraz e imparcial. Con la cualificación ratificó la profesionalización.
2. Ted Turner, Gabriel García Márquez y Juan Gossaín “no estudiaron periodismo”.
Me remito a una declaración que escuché al mismo Gossaín: “No estudié periodismo porque en esa época no había dónde hacerlo. Ni bruto que fuera para decir que no estudié porque no quise”. Punto.
3. Lo “fundamental para un periodista es escribir bien”.
Es cierto. Para un periodista, un médico, un abogado, un economista. La competencia de estos tiempos es la comunicativa.
Los comunicadores somos más sensibles al manejo de la palabra, pero este es un pendiente no solo de las universidades sino de todo el sistema educativo.
Es un problema multicausal que tiene ver, entre otras cosas, con actitudes generacionales y las nuevas formas de comunicación de las audiencias.
Pero no desfallecemos. Nosotros, no. Lo estamos asumiendo con un componente social y humanístico que intenta formar a los estudiantes como hombres y mujeres cultos, integrales y de mundo.
Vaya uno a ver lo que hacen los profesionales de otras disciplinas que se aventuran a la nuestra con el argumento errático de que cualquiera puede escribir.
4. La “licenciatura en periodismo es muy fácil de cursar”.
Torpeza monumental. No. No es fácil. Es placentera, amable, dulce, sencilla, gratificante para quienes tienen actitud frente a ella (igual que la medicina a los médicos de vocación o la ingeniería a los ingenieros que construyen puentes) y la asumen con rigor y pasión. Pregunten cómo se le dedican a la profesión los estudiantes durante cada semestre. Restrepo les debe una excusa.
Pero el comentarista mira la profesión con la misma limitación de su paradigma. Un comunicador social, para que lo sepa, puede desempeñar alrededor de 22 oficios. Cuando quiera hablamos de ello.
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@AlbertoMtinezM