El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, acaba de desnudar cuáles son sus intenciones con la Costa. En una declaración que yo calificaría de políticamente imprudente, insinuó que le parecía conveniente reajustar las tarifas de energía para garantizar la operación del servicio en la Región.

Casi al mismo tiempo que Carrasquilla soltaba lo que está pensando, el senador David Barguil, que ahora está en el oficialismo como parte de las huestes azules, salió casi que a disculpar al funcionario en un trino: “Ministro Carrasquilla me confirmó que no hay ninguna decisión en materia tarifaria”. Carrasquilla debe saber que su anuncio le cayó como una patada en el hígado a toda la ciudadanía costeña. Decirnos que esto se resuelve con un incremento de las tarifas es una insolente provocación después de todo lo que ha hecho Electricaribe: sus dueños españoles se llevaron el cobre de los tendidos eléctricos, se tumbaron la plata de los subsidios y nos impusieron un servicio caro y malo. Carrasquilla se volvió especialista en frases antológicamente desafortunadas, como aquella de que el salario mínimo en Colombia es “un chiste, ridículamente alto, que debe ser reducido”.

Pretender más reajustes tarifarios es un descaro. ¿Acaso desde la intervención de Electricaribe por parte de la Superservicios no ha sido notorio que la empresa nos ha venido ‘enyardando’ con facturas incrementadas? Todos lo hemos sentido, pero aceptamos aguantarnos el brinco: la gente del Caribe decidió suspender las protestas y apostarle a un mejoramiento en la continuidad del servicio.

El propósito del Gobierno nacional –basado en el Conpes 3933 del 5 de julio de este año– es buscar “un inversionista estratégico con capacidad financiera y técnica”, y como se requiere “actualizar la infraestructura que se encuentra en situación crítica”, a ese “inversionista estratégico” van a pretender asegurarle un escenario atractivamente rentable, para lo cual el camino fácil es subirnos las tarifas a los marranos, o sea, a los usuarios.

Frente a esta amenaza, la ciudadanía regional tiene que pararse firme. Esto no se puede permitir. Es inaceptable que el Gobierno nacional descargue en los usuarios costeños el peso de las inversiones, sobre todo cuando permitió las irresponsabilidades y los robos del operador que él nos impuso.

¿Vamos a considerar la idea de Eduardo Verano de crear una Empresa Eléctrica Regional? Es interesante. El artículo 55 de la Ley 143 de 1994 faculta a los departamentos, municipios y distritos para que se asocien y entreguen en concesión a un operador público, privado o mixto cualquiera de las actividades del servicio de electricidad. De paso, podríamos empezar a modificar la matriz energética aprovechando nuestros potenciales solares y eólicos. Es hora de que los líderes regionales asuman nuestro futuro energético.

@HoracioBrieva