Tengo la preocupación de si este domingo votarán 12 millones de ciudadanos y de si la mayoría lo hará para darle el Sí a las siete preguntas de la Consulta Popular Anticorrupción. Hay mucho francotirador en las redes sociales que se ha dedicado a bombardearla con disparatados y frágiles argumentos. La más artera de las sindicaciones contra esta es que se trata de un despilfarro de $300 mil millones dizque porque todo está en la ley. ¡Falso! Y si está, ¿por qué no se cumple?

Otro cuentico falaz es que la consulta generará reposición de votos en favor de Claudia López. Mentira: no habrá un solo peso de reposición. Como dijo Claudia: “Esto es por amor a la Patria”. Y en cuanto al argumento mezquino de que le servirá a su imagen política, ¿cuál es la escama? Ella es una mujer que está en política activa y todo éxito que logre contribuirá, naturalmente, a fortalecer su liderazgo. No veo nada de malo en eso. En el fondo, sacarle el cuerpo a la consulta es una inconsecuencia en la lucha contra la corrupción.

Hay una circular externa del Ministerio del Interior del miércoles 20 de junio que dice claramente: “Los gobiernos departamentales, municipales y distritales tienen no solo la facultad sino el deber (¡óigase bien!) de promover, proteger, implementar, acompañar y garantizar los mecanismos de participación ciudadana, en este caso la denominada Consulta Popular Anticorrupción”. Lastimosamente, no he visto a la totalidad de gobernadores y alcaldes en el impulso pedagógico de la consulta. Se pueden contar con los dedos de la mano los mandatarios que han atendido la circular citada. Mal mensaje.

Barranquilla y los municipios del Atlántico deben dar ejemplo el domingo. Tanto los que sufragaron por Gustavo Petro como quienes lo hicieron por Iván Duque deben respaldar esta consulta, ya sea que marquen Sí o No. Fueron casi 800 mil electores. Deben votar los de Petro porque la anticorrupción ha sido el estandarte de su intachable carrera política, y los de Duque porque el nuevo presidente radicó un proyecto de ley que ataca aspectos del flagelo, porque él mismo está invitando a votar por la consulta, y porque, de paso, un eventual triunfo del Sí le representaría un espaldarazo a su anuncio de gobernar sin ‘mermelada’. Anuncio que millones de colombianos aún vemos con mirada escéptica, porque la política en este país funciona con contratos y puestos del Ejecutivo al Legislativo a cambio de la aprobación de los paquetes normativos.

Este ha sido un agitado año de elecciones. La gente está saturada. La consulta se ha hecho con las uñas. Y ha habido una furiosa compaña contra esta. De ahí la duda de si 12 millones de electores irán a las urnas y de si ganará el Sí. Pero hay que conservar la esperanza. Conviene a la democracia que el país siga despertando políticamente. Como lo evidenció la elección presidencial.

@HoracioBrieva