Candelaria es el tercer filme dirigido por Jhonny Hendrix Hinestroza, conocido por Saudó, laberinto de almas (2016) y Chocó (2012); tuvo su estreno en Venize Days, sección paralela al Festival de Cine de Venecia, donde ganó el premio GdA (Giornate degli Autori) y participó en el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse donde obtuvo Premio de la Audiencia.
La película trata el tema de una pareja entrada en la tercera edad, que vive en Cuba durante los años 90, etapa conocida como “período especial”, cuando el bloqueo económico se sentía al máximo, después de la inminente caída de la Unión Soviética, principal proveedor de la isla.
El hambre, la falta de recursos y la restricción de servicios básicos como la electricidad, hacían que la gente acudiese a lo que fuera para sobrevivir, situación que se marca como base en la película.
Es así como Candelaria (Verónica Lynn) decide apropiarse de una cámara que encuentra olvidada dentro de una de las sábanas en la lavandería donde trabaja, y Víctor Hugo (Alden Knight) su pareja, opta por utilizarla para grabar videos sobre Candelaria y sobre la relación entre los dos.
Cuando las filmaciones caen en manos de un extraño personaje que les ve valor comercial, las imágenes se hacen cada vez mas provocadoras, y vienen a representar mucho mas de lo que ellos mismos hubiesen imaginado.
El amor que se había desgastado, no solo por el pasar de los años sino por la condición económica y social que los rodea y que parece no tener salvación alguna, toma un vuelco inesperado. Algo empieza a revivir, y el contacto entre los dos retoma caminos que ya se encontraban borrados del panorama.
Bajo el efecto de la cámara, y a pesar de los años, esta desgastada pareja empieza a tocarse, a besarse y a reencontrarse emocionalmente, bajo la magia del son cubano que ayuda a olvidar cualquier pesar, en este caso los de la miseria y la escasez.
La cinta se percibe llena de contrastes, empezando por la edad de los protagonistas, que no compagina con el carácter cada vez mas explicito de los videos que producen; la diferencia de razas marcada en ciertos planos que se aproximan a los pliegues de sus pieles gastadas, y por último el paisaje geográfico con su belleza intrínseca a pesar de la evidente decadencia, captada por la cámara de Soledad Rodríguez, directora de fotografía.
Candelaria es una extraña y conmovedora coproducción internacional, que incluye Colombia, Alemania, Noruega, Argentina y Cuba. Además de los protagonistas cubanos, cuenta con la actuación del colombiano Manuel Viveros en el papel de “El Negro”.