Samarian Golden’ y ‘Red Point’ fueron algunas de las variedades de marihuana colombiana apetecidas por el mercado norteamericano durante ‘La Bonanza Marimbera’. Tanto que la revista High Times, experta en este humeante asunto, las tenía clasificadas como las mejores del mundo. Esa publicación newyorkina es una guía profesional para cultivadores, compradores y usuarios. Y algo más: marca el “Down Jones” de la yerba, una especie de oráculo del mercado del narcotráfico, entregando información sobre calidades y oscilación de los precios.

Aunque fue corta, la bonanza produjo un marcado impacto en la economía nacional. Alcanzó ingresos superiores a dos mil millones de dólares al año entre 1974 y 1986. Y fue, de manera indirecta, el primer paso hacia la gran mafia del narcotráfico, constituyéndose la cocaína en la reina de las drogas, con todo su nocivo impacto en la institucionalidad, la justicia, la ética y los valores.

El tráfico de marihuana nació en el Magdalena y La Guajira, como bien lo retrata la cinta colombiana Pájaros de Verano, preseleccionada hace un par de días para los Premios Óscar por su relato y contenido removedores de la memoria. El comercio de cannabis era de grandes volúmenes y de capos que habían comenzado su vida delincuencial con el contrabando de licor, café y cigarrillo. Sus comportamientos deambulaban entre lo pintoresco y lo criminal. Conformaron un club de nuevos ricos, agrestes y primarios, sembradores de muertes y despilfarradores de grandes fortunas.

Los pantagruélicos encuentros en El Pájaro, un colorido corregimiento de Manaure, en donde las sillas de las fiestas eran cajas repletas de whisky, podrían ser escena de una película fantasiosa. Pero llegó el fin y con ese lucrativo negocio acabó la guerra contra las drogas librada por el gobierno colombiano con apoyo de EEUU. Así terminó la bonanza de marihuana, o ‘María Cachafa’ o ‘doña Juana’, para mencionar solo algunos de sus 11.000 nombres. El cultivo se trasladó a California, como lo informó en calidad de denuncia en su momento Germán Castro Caicedo en el programa Enviado Especial. Su interés era netamente periodístico y terminó siendo una premonición: la producción tecnificada de EEUU superó con creces la nacional y se fortaleció con la legalización.

‘La Bonanza Marimbera’ trajo riqueza y desgracia y no puede ser vista como un episodio más de nuestra historia. Es el nacimiento del narcotráfico. Barranquilla y Santa Marta, ciudades apacibles en los 70, sufrieron el impacto de esas mafias. Las familias Valdeblánquez y Cárdenas libraron batallas mortales y exterminadoras por honor, mientras personajes como Tim Sánchez jugaban al lejano oeste. El estigma sobre los guajiros que vivían en estas ciudades los llevó a que estudiantes provincianos como José Marulanda y Hernán Baquero, entre otros, conformaran Vanguardia por la Paz Guajira para salvar el buen nombre. Otro grupo de intelectuales y empresarios, liderados por el poeta Guille Solano, integró la Corporación de Amigos de La Guajira. Lo hicieron para protegerse. Se habían dado cuenta de cómo la mal llamada bonanza había empezado a carcomer los valores de la sociedad.

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