Nuestra cultura caribeña tiende a centrar el interés sexual en los órganos genitales durante los encuentros íntimos de la pareja. Muchas veces parecería que lo fundamental en las relaciones sexuales, y lo más importante para el orgasmo, es el contacto directo de los genitales. Este es un error que lleva a desperdiciar todo el potencial de disfrute y placer que tiene la piel durante el encuentro íntimo de la pareja.
Como le he contado varias veces, el cerebro es fundamental para el proceso de despertar el deseo, iniciar la excitación y culminar con un delicioso orgasmo. Por eso se dice que el cerebro es el más importante órgano sexual.
Gran parte de la información que el cerebro recibe y utiliza durante las relaciones sexuales proviene de los receptores de la piel. Por esto, la piel es considerada como el órgano sexual más grande de nuestro cuerpo. Son aproximadamente 2 metros cuadrados de dermis repletos de terminaciones nerviosas, receptores sensoriales diversos y zonas que han sido llamadas erógenas por su capacidad de incrementar la excitación sexual cuando las personas están tranquilas y receptivas. En la piel también se ubican receptores para las hormonas sexuales (principalmente progesterona, estrógenos y andrógenos).
La piel tiene un área muy grande en la representación cerebral y es el órgano de mayor importancia para el sentido del tacto. Por todo esto, es muy importante tenerla en cuenta durante los encuentros íntimos.
Les sugiero este ejercicio para mejorar tu propia percepción, sensibilidad y aprender a conocer mejor a tu pareja. En una habitación con poca luz y una temperatura agradable, desvístanse quedándose solamente con la ropa interior.
Al principio una persona se acostará en la cama y la otra acariciará lentamente todo el cuerpo de su pareja. La persona que recibe las caricias cerrará sus ojos y se concentrará en las sensaciones que se producen al recibir las caricias en todo su cuerpo. La persona que acaricia empleará sus manos para recorrer todo el cuerpo de la otra persona, sin tocar los genitales, deslizándolas suavemente y enfocándose en descubrir las diferentes texturas y prominencias, en completo silencio.
Una persona acaricia en silencio y otra recibe las caricias con sus ojos cerrados, concentrándose cada una en lo que siente solamente.
Después de un periodo aproximado de 15 minutos, se cambian los roles, la persona que recibía las caricias pasa a acariciar y la persona que acariciaba pasa a recibir las caricias.
Al final es muy útil conversar y compartir qué sintió cada uno, expresando cuáles fueron las zonas más sensibles y agradables al recibir y al proporcionar las caricias.
Esta no es una experiencia dedicada a conseguir un orgasmo ni es un masaje erótico. El objetivo fundamental es conocer más su propio cuerpo y las reacciones que se perciben al ser acariciadas diferentes áreas de la piel, para lo cual debe repetirse unas 10 veces.
Este es un excelente ejercicio para fortalecer la sensibilidad y recuperar la química y el erotismo que la rutina cotidiana tiende a deteriorar.
Si te animas a vivir esta experiencia te invito a escribirme al WhatsApp 573106302444 contándome lo que aprendiste y te enviaré un PDF con mi libro Disfrutando en matrimonio.