Hace poco escribí una columna que señalaba los diversos inconvenientes que se han presentado durante el proceso de construcción de la ampliación de la Carrera 51B, o «Gran Vía», como ha sido denominada. No se trataba de un análisis técnico del proyecto, sino de un comentario sobre el descuido que se aprecia en los frentes de obra y el impacto que esto causa a los ciudadanos, que llevamos ya casi dos años soportando el desorden. Lamentablemente, esta semana continúan las actuaciones confusas.

Según fue posible leer en este medio, a principios de esta semana se programó un cierre parcial de una de las calzadas que ya se había habilitado, a la altura del colegio Sagrado Corazón, ocasionado por la instalación de la estructura de un puente peatonal. Eso es normal y comprensible, puesto que la construcción de ese tipo de infraestructuras siempre impondrá incomodidades transitorias para los usuarios. Lo que no se entiende, ni es aceptable, es la desinformación.

Al ver la noticia del cierre, que estaba acompañada por un texto que pretendía explicar las medidas que se tomarían, decidí buscar alguna manera de ampliar la información para así poder tomar mejores decisiones con respecto a mis viajes cotidianos, que suelen ser por ese sector. Mi búsqueda fue en vano. Ninguna de las páginas de internet que consulté: la secretaría de tránsito de Barranquilla y Puerto Colombia, consignaban algún aviso formal sobre el plan de desvíos. Tampoco encontré nada en otras instancias, las oficinas de planeación o secretarías varias. Ingenuamente pensé que quizá el proyecto tenía una página para informar al ciudadano, pero no. De pronto en las redes sociales publicaron algo relevante, pero eso no lo puedo comprobar porque no uso ninguna red.

Traté entonces de leer con más detenimiento el texto consignado en EL HERALDO, pero no era posible sacar nada en claro. De hecho, algunas de las nomenclaturas mencionadas, «calle 111 y 112 hacia la carrera 53 y a la altura de la 113» no se encuentran en los servicios de mapas digitales de Google o Apple (que suelen ser muy útiles para guiarse en diversos entornos), aumentando el desconcierto. De nuevo: el ciudadano dejado a su suerte y que se defienda como pueda.

No creo que sea muy difícil publicar en las páginas oficiales (alcaldías, gobernaciones, secretarías, contratistas, etc.), información veraz y actualizada sobre los avances de las obras más importantes y sus planes de desvíos, acompañada por esquemas y mapas que sean comprensibles y claros. Dado que es una buena práctica que nos favorece a todos, lo difícil es entender por qué no lo hacen.

moreno.slagter@yahoo.com