La 49ª edición del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) ofreció una interesante exhibición de cine latinoamericano. Entre las producciones destacadas se encuentra la majestuosa adaptación de Pedro Páramo, dirigida por Rodrigo Prieto. Esta película, basada en la célebre novela de Juan Rulfo, considerada una obra fundamental en la literatura de México y Latinoamérica, cuenta la historia de Juan Preciado, quien tras el fallecimiento de su madre, regresa a su remoto lugar natal para buscar a su padre.

Lo que encuentra es un pueblo desolado, habitado por las sombras del pasado. Los enigmáticos habitantes relatan a Juan los eventos y las acciones de su padre, impulsado por la codicia y el poder. La narrativa fusiona el pasado y el presente, así como la vida y la muerte, en una trama donde lo que subyace es una historia de amor donde Pedro Páramo busca a su amor de la infancia, de quien estuvo separado durante mucho tiempo.

Prieto, en su nuevo rol de director, recurre a su vasta experiencia en cinematografía, que cuenta con títulos como Barbie, The Irishman, y Killers of the Flower Moon, entre otros.

En la misma línea de explorar la dualidad entre la vida y la muerte, se presentó Horizonte, una nueva obra del director colombiano César Augusto Acevedo. Esta película aborda las secuelas de la violencia en comunidades colombianas afectadas por el narcotráfico y la guerrilla.

La historia sigue a Basilio, un niño secuestrado por la guerrilla que, tras enfrentar situaciones extremas de abuso y violencia, se convierte en un adulto desensibilizado, capaz de cometer graves crímenes. Sin embargo, el reencuentro posterior con su madre le lleva a cuestionar su comportamiento y a reflexionar sobre los valores de bondad que ella le inculcó, dándole así una segunda oportunidad.

Otra producción destacada es la panameña/colombiana Querido Trópico, dirigida por Ana Endara, que explora el encuentro de dos almas solitarias en el contexto de un jardín tropical.

La cinta presenta a Jenny Navarrete en el papel de Ana María, una colombiana con problemas migratorios que cuida a una mujer mayor que sufre de demencia, interpretada por la talentosa actriz chilena Paulina García (quien también aparece en Horizonte).

Este proyecto marca la primera incursión de Endara en el género de ficción, después de su trayectoria en documentales. La película ha sido aclamada por su enfoque humanitario, resonando profundamente en la sensibilidad de la audiencia.