El futuro de la agricultura y de la seguridad alimentaria, depende de la sostenibilidad. Hacer que la producción de alimentos sea más sostenible es crucial, mientras el mundo se enfrenta a dos grandes desafíos: mitigar el cambio climático y tener sistemas agroalimentarios resilientes e inocuos para alimentar a una población creciente a nivel mundial.
Hasta hace unos años, la pregunta que nos hacíamos como sector era si la sostenibilidad constituía un valor agregado para los agronegocios y las cadenas agroalimentarias. Esta pregunta, sin duda, ha quedado superada y hoy, incluso, tenemos datos que nos demuestran que es más que una tendencia, es una forma de operar, contribuir y la única alternativa para lograr un desarrollo sostenible a nivel ambiental, económico y social.
Al adoptar la sostenibilidad desde una visión más holística surgen nuevas oportunidades para acelerar la transición tecnológica en la agricultura, adoptando un modelo más integral, que considere prácticas de agricultura digital, optimice el uso de recursos, permita reducir el desperdicio de alimentos, mejore el manejo de residuos e incremente la productividad. Usar diferentes tecnologías como los productos biológicos, que ofrecen soluciones basadas en la naturaleza para controlar plagas y enfermedades, abordar el estrés abiótico y mejorar la eficiencia en el uso de nutrientes, así como adoptar prácticas de agricultura regenerativa, que restauran la salud del suelo y la biodiversidad, entre otros beneficios, ayudan a impulsar la descarbonización y fortalecer la resiliencia de los ecosistemas. En ese sentido, es importante destacar que todos estos beneficios se hacen tangibles en un mismo sistema de producción.
La agricultura aumentó significativamente su productividad en los últimos 60 años a través de tecnologías y prácticas como variedades de alto rendimiento, fertilizantes químicos, protección de cultivos y riego controlado.
De cara al futuro, la agricultura enfrenta importantes desafíos. En las próximas décadas, la agricultura no sólo debe alimentar a una población en crecimiento, sino también abordar el cambio climático y salvaguardar nuestros recursos naturales.
La agricultura tiene una huella significativa. Representa el 22% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y el 70% del uso de agua dulce en el mundo. Los sistemas alimentarios, término que describe cómo se producen, procesan, transportan y consumen los alimentos, también representan el 80% de la deforestación del planeta.
Además, el 40% del suelo terrestre está clasificado como degradado, lo que afecta a la mitad de la población mundial. La erosión del suelo puede provocar una pérdida de hasta el 50% del rendimiento de los cultivos.
Los agricultores están en primera línea. Necesitan producir suficientes alimentos en condiciones agronómicas cambiantes, así como proteger y regenerar la tierra para las generaciones futuras, mientras dirigen sus negocios. Millones de agricultores son pequeños agricultores y tienen dificultades para acceder a insumos, financiación y mercados modernos
Establecer objetivos claros, que sumen a lo logrado, y refrendar nuestra ambición y compromiso con la innovación y transparencia, garantiza la integración de la sostenibilidad tanto a nivel estratégico como operativo, de una manera que realmente proporcione valor a largo plazo.
*Claudio Muñoz, director Syngenta Región Andina