Cuesta trabajo después de haber visto en las alineaciones del Junior al Pibe o a Pacheco, a Dida, a Babington y ver alineaciones actuales con jugadores que no tienen el nivel para estar en uno de los equipos grande del país.
Sigo insistiendo en algo de lo que me convencí en los últimos cuatro años, el problema del Junior no es de técnico, es de rendimiento de jugadores. Mucha plata, poco rendimiento.
Me gustaría preguntarles a los jugadores del Junior cuál es la parte que no entienden y si ellos ven los partidos cuando llegan a casa.
Del Junior actual se fueron Wálmer y Fuentes, dos de los mejores laterales del país y no se han podido sustituir. Ni Moreno, ni Lerma, ni Herrera han llenado ese vacío.
También se fue Hómer porque había vuelto Cantillo y hoy Homer brilla en Medellín y Cantillo, nada.
La idea de complementar el equipo campeón del 2023 con Cantillo, Chará y Pérez fue excelente. Con esas tres inyecciones la idea era ganar el campeonato siguiente. Pero, el bajo rendimiento de Chará y Cantillo, y las dos fracturas de Pérez lo impidieron.
Se fue Caicedo y la decisión de reemplazarlo con Yairo era buena. El tema es que se corría el riesgo de sus constantes lesiones. Riesgo que se ha hecho realidad.
El mejor Enamorado lo vimos contra Botafogo y Liga de Quito como visitante, después se borró. Sin Caicedo, ni Enamorado, Bacca volvió a la esterilidad de cuando regresó. Con ellos volvió a ser Botín de Oro.
Lo de Marco fue una ilusión que se espantó rápido, Colorado, Quintero y Lerma, sobre todo estos dos últimos, no son jugadores para ser ni titulares, ni suplentes en Junior.
Se lesionó Peña y la zona de zagueros centrales es un “enreda la pita”. Los sacrificados son los arqueros.
Junior se debate entre el pésimo rendimiento de un grupo de jugadores y los de poco recorrido que aparecieron aquí de un día para otro y, aún, no sabemos a qué.
La fiebre no está en los técnicos, está en los jugadores a los que se pechicha mucho a cambio de casi nada…