El mundo ha evolucionado y con ello las empresas, el empleo y las dinámicas de trabajo. Hoy en día, protagonizamos un panorama laboral que exige mejores y mayores condiciones favorables para los colaboradores, en especial para las mujeres, quienes a lo largo de los años estuvieron rezagadas a la posibilidad de ocupar un cargo de alta dirección o a encontrar un lugar en el que ser madre fuese más un talento, que un obstáculo.

Por fortuna, el debate de la equidad de género ha sobrepasado los límites del silencio; no obstante, aún hay desafíos por superar.

Según cifras de la CEPAL, la participación de las mujeres en la fuerza laboral hoy es apenas del 50 % frente al 72 % de los hombres, indicadores que evidencian el rezago que aún persiste en la región en esta materia.

Colombia no es la excepción. Aunque el país ha avanzado en términos del enfoque de género, todavía hay sectores en los que se estigmatiza este tema o simplemente se conservan patrones que profundizan esta brecha y fomentan una cultura empresarial equivocada.

En ese sentido y de cara al futuro, la tarea de las empresas hoy es clara: crear espacios de trabajo para que las mujeres se sientan felices, acompañadas, retadas, dignificadas y desarrolladas, esto es más que necesario. Ejecutivas, lideresas y emprendedoras, es lo que el planeta actualmente demanda.

¿Cómo hacerlo? Uno, se debe reconocer la equidad de género como un eje transformador de las empresas; dos, hay que descubrir las necesidades personales y profesionales de las colaboradoras; y tres, es clave desarrollar iniciativas que respondan a esas demandas.

Es necesario hacer una lectura profunda de la realidad de las colaboradoras. Sin duda, promover un espacio donde además de conocer sus retos profesionales, se les respete su rol como madres, abuelas, hijas o hermanas, les permitirá a las empresas ganarse su corazón. Si no hay una buena dinámica de la relación trabajo-familia, no hay nada.

Finalmente, y quizás el paso más importante, es tomar acción. ¡Hay que hacer que las cosas pasen! Para ello, es fundamental desarrollar iniciativas que atiendan sus necesidades. En este punto es clave flexibilizar horarios, fomentar el teletrabajo e impulsar programas que favorezcan su crecimiento profesional.

Hace pocos días Great Place to Work (GPTW) reconoció a la Fundación Universitaria del Areandina como el segundo mejor lugar de trabajo para las mujeres en Colombia, destacando su clima organizacional amigable y competitivo que les permite a 1.296 mujeres trabajar en una empresa ciento por ciento amigable y empática con sus necesidades y demandas. Nos sentimos orgullosos de recibir esta distinción, que nos invita a seguir marcando una hoja de ruta a nivel país en ese sentido.

En conclusión, las mujeres necesitan un lugar para ser felices, un trabajo para crecer como crecen sus hijos y un espacio para aprender como lo hacen sus hermanos en las escuelas. Ellas demandan compañías que las motiven, las reconozcan y las impulsen a ser mejores.

* Rector Nacional de la Fundación Universitaria del Área Andina