Lo que está sucediendo con Ecopetrol derivado de la decisión de JPMorgan de rebajar la calificación de neutral a “infraponderar” para la acción, no es sólo un hecho coyuntural. Por eso, no se soluciona con que en los días siguientes la acción, luego de bajar, aumente. Ecopetrol acumula una serie de decisiones equivocadas, que traen consecuencias y que han dejado a la compañía en una crisis en el mediano plazo. Cuando, por un lado, la política pública bloquea cualquier posibilidad de firmar nuevos contratos de exploración de gas y petróleo y simultáneamente evita que la compañía realice inversiones en exploraciones no convencionales en Colombia o en USA, que son las que hoy sostienen la producción de la compañía y que les darían la vuelta a las cifras financieras negativas, lo que se está haciendo es “capar” la compañía en su dinámica de ingresos. Pero si además hay problemas de eficiencia operativa, financieros y de gobierno corporativo que se han inducido, lo que está en riesgo es el futuro de la compañía.
Este ejemplo refleja una constante del gobierno de turno, al que le gustan los excesos, derroches y desaciertos de corto plazo, para ganar popularidad o construir en el populismo, sin tener en consideración los efectos posteriores negativos. Práctica que es muy propia, en general, de gobiernos progresistas.
Para no ir muy lejos, está el manejo de la política en energía y gas, en la que el desorden en el tema de la CREG, las demoras en licencias y consultas, una buena dosis de decisiones de fundamentalismo ambiental y los mensajes equivocados en lo regulatorio, van a llevar a deteriorar la inversión en el sector, nos llevan a elevar el costo del gas en los próximos 3 o 4 años y a que más temprano que tarde vivamos de nuevo un apagón. En infraestructura, no subir peajes y poner en duda las vigencias futuras, destruyen la inversión del sector. En seguridad, un proceso de paz mal conducido y el deterioro de la fuerza pública y sus capacidades, multiplicarán los hurtos, secuestros y extorsiones, como viene sucediendo, y logrará en par de años que más del 30% del territorio sea de muy difícil acceso. En materia de crecimiento, la incapacidad para construir consensos y los mensajes de incertidumbre política, nos tendrán en una cuasi-trampa de estancamiento que mostrará la peor relación inversión/PIB en la historia del país, un bajo crecimiento, menos capacidad de generación de empleo y bajo recaudo tributario. Y en lo fiscal, “flexibilizar” la regla fiscal y derrochar en gasto de funcionamiento, sumado a una propuesta de acto legislativo irresponsable en relación al SGP y los entes territoriales, nos están conduciendo a un apocalipsis fiscal de tamañas proporciones, que claro, al 2025 y un poco al 2026, da una capacidad de más derroche para fines seguramente políticos.
Y hay más ejemplos. Los invito a hacer el inventario.
Pero como se trata de aportar, la unidad que necesita el país incluye, nunca perder la dimensión de mediano y largo plazo en política pública, abordar así los problemas estructurales de país, y meterle más rigor técnico y buena gerencia pública a este cometido. ¡Se puede!
*Rector Universidad EIA