Terminó Colombia montada en el partido que perdió 1x0 con Bolivia en El Alto que queda un escalón por debajo del cielo, un poco más de 4 kilómetros por encima del nivel del mar.

La altura y el calor tienen sus complicaciones naturales. En la altura el soroche, el mal de altura. En el calor la deshidratación, la perdida acelerada del potasio, el “yeyo”.

En uno u otro caso esos partidos se comienzan a jugar antes del pitazo inicial. La preparación adecuada, la buena concentración, la alimentación acorde con la falta de oxígeno o deshidratación en uno u otro caso. Todo se puede prever, menos un error individual o colectivo que lleva a perder un juego.

Le pasó a nuestra Colombia ante Bolivia. Después de 58 minutos y el descanso de medio tiempo y realizando un partido acorde con el manejo de la altura, se vino un error individual que se convirtió en colectivo. El mal posicionamiento y la deficiente marcación, precipitaron la derrota.

El pase rápido de un recogebolas boliviano a Medina que sacó veloz ante la dormida de Lucumí que sólo se percató cuando el balón ya estaba en movimiento a sus espaldas.

La gestión individual de Terceros dejando atrás a Lucumí, sin reacción, la deficientísima marcación de Castaño llegando tarde y lanzándose al piso, driblado por Terceros, y su remate de manual con pierna izquierda, al borde de las 18 yardas, superando la resistencia de Ditta que, con los brazos atrás, se opuso a su carrera para evitar un posible penal con la mano, y el grito del gol que valió 3 puntos.

En la altura pasa que, cuando el equipo de casa comienza rematando al arco contrario y los minutos pasan, suele desordenarse por la angustia que les produce ese paso del tiempo con un 0x0 como marcador. Igual pasa con el equipo visitante cuando no puede anotar.

En el partido se vieron cosas que pudieron influenciar en la derrota. El juego aéreo permanente en el que siempre se perdió con los cabeceadores bolivianos. Y la falta de remate de media distancia que jamás apareció. Es que eso no está en el ADN de nuestro fútbol.

Y algo definitivo, los 22 remates y los 10 a puerta que pegaron en el palo 2 veces y los remates perdidos sin fuerza. Los goles comidos indigestaron a Colombia y la condenaron a la derrota.

La gran figura de Colombia fue Vargas. El arquero llevaba el 0x0 de manera impecable hasta ese minuto 13 del segundo tiempo. La sorpresa fue la alineación titular de Colombia basada en la condición física desarrollada por jugadores al jugar en equipos de altura.

Que se perdió, sí. Que se pudo empatar, también. Pero en el fútbol se gana con goles. Y esta vez los nuestros estuvieron negados para eso…