La presencia de una enfermedad en pacientes niños y adultos jóvenes, que al final, alcanzaban a llegar al Hospital San Juan de Dios de Santa Marta, se volvió cada vez más frecuente, con impresionantes cambios en el comportamiento, después de un período corto, de aumento de temperatura, desanimo, y cambios en el actuar, desconocimiento de padres y familiares, que no correspondían a sus formas de actuación normal. Algunos con una gran agitación y otros, con dificultad para los movimientos, para el habla, o responder a ordenes menores, completamente “dormidos”, o acompañados de convulsiones, o en el peor de los casos en coma profundo, que identificábamos, frecuentemente, en pacientes con pigmentación amarillenta en los ojos. Asociadas a estas encefalitis, manifestaciones graves de una enfermedad con presencia de dolor de cabeza intenso, cambios repentinos en las funciones mentales, estado de ánimo plano, deterioro del juicio, pérdida de la memoria y falta de interés en las actividades cotidianas, pudimos con el tiempo confirmar que, se trataron en una ocasión de casos de fiebre amarilla y en otros casos por malaria con compromiso cerebral. Muy especialmente hago mención de la Hepatitis fulminante de la Sierra Nevada, ocasionada por un recién descubierto virus delta, asociado al de la hepatitis B, confirmado con nuestras investigaciones.

Ese fue mi recibimiento, después de mis estudios de Medicina en la Universidad de Antioquia, un año rural, que le siguió al internado, en el Hospital San Vicente de Medellín, de donde todavía recuerdo mis profesores, que me enseñaron además de una medicina de base humanitaria, a que todos los enfermos, deberíamos siempre tratar de hacer un diagnóstico, lo más certero y preciso posible. Con esa gran cantidad de incógnitas de nuestros pacientes no era difícil enamorarse de la Medicina Interna y de la Infectología, para al final, poder ofrecerle los mejores y más actualizados tratamientos.

Pero si el componente neurológico de las encefalitis, es tan variado en su presentación, empezar a buscar la causa asociada a agentes infecciosos, es también muy importante. La decisión de los aislamientos en los casos de fiebre amarilla, hepatitis o rabia, es algo que nunca podremos olvidar. Algunos casos, terminaron con la muerte, pero muchos pudieron sobrevivir.

Con el avance de la ciencia médica, la microbiología, tecnología molecular, el mejoramiento y descubrimiento en las vacunas actuales. Aparecieron encefalitis más frecuentes, en individuos con bajas defensas, como las producidas por el bacilo tuberculoso, hongos, como el criptococo, los aspergillus, o parásitos como el toxoplasma, el cisticerco y otros más. Microorganismos a los que se adicionan, los virus como el herpes simple y el herpes zoster y, una importante variedad de infecciones bacterianas.

La lucha contra las encefalitis, ha sido y, sigue siendo muy dura. La prevención con vacunas, ha influido notoriamente en su control, los avances de la ciencia nos han ayudado, a vencer enfermedades antes intratables y salvar muchas vidas.

.