La película ganadora del Crystal Bear en el Festival de Berlín de 2007 es una joya que ha sido reconocida como un clásico, hecho por el cual ha sido restaurada en 4K, y se presenta en la plataforma MUBI.
Dirigida por Tarsem Singh y con guión de Singh, Dan Gilroy y Nico Soultanakis, la historia sucede en los años 1920 en un hospital católico de Los Ángeles. Allí, Roy Walker (Lee Pace), un artista de riesgo que se encuentra postrado en cama después de una caída, conoce a una niña de origen hindú, Alexandria (Catinca Untaru), ingresada por fractura de un brazo.
Alexandria, demostrando toda la inocencia de una niña de 6 años, empieza a escuchar las historias épicas que Roy le cuenta, y se crea entre los dos un vínculo afectivo y conmovedor que hace metáfora con la realidad que viven en el hospital. El tono lúgubre y sombrío de la institución contrasta con los paisajes iluminados y coloridos que la imaginación de la niña recrea, pasando por los distintos países que recorre la cinta, una especie de sanación para los dos. Pero en un momento dado Roy, cuyos propósitos escondidos carecen de la inocencia propia de un niño, se cuestiona su posición.
Los relatos fantásticos que la cámara logra mostrar transportan tanto a la niña como a la audiencia por fabulosos escenarios y paisajes, que terminan siendo un homenaje a los contadores de cuentos, al amor, al poder de la imaginación y al cine como el medio por excelencia para representarlos.
Singh utilizó su labor como director de comerciales de televisión para poder rodar la película en las más de 20 localidades en las que tiene lugar. La idea surgió cuando el director tenía 23 años pero le tomó 17 poder realizarla, dadas las exigencias del libreto y el problema de financiación.
The Fall es una joya estética que cuenta con una excelente actuación de Catinca, quien se roba el corazón de la audiencia, y a pesar de que se sienta algo de melodrama, es perfectamente digerible debido a la autenticidad que demuestran los dos personajes.
Lo mismo puede decirse sobre la influencia del trabajo en publicidad del director, capaz de sublevar la imagen sin sentir que nos están vendiendo una mercancía. Esto es debido a que la historia se muestra a través de los ojos y la imaginación de la niña, trasladándonos a la vez a nuestra propia niñez.
La película cuenta con el diseño de vestuario de Eiko Ishioka y la cámara de Colin Watkinson, con casi ningún efecto especial generado por computador, lo cual le da más originalidad. Las imágenes son comparables con las de Alejandro Jodorowsky y está inspirada en la película búlgara del mismo tema Yo ho ho de Zako Eskija (1981).