Entusiasmo porque la Selección ganó y goleó, claro, al equipo que mostró por qué es el colero. Es que por primera vez anota más de dos goles, su promedio era de un gol por partido, o sea, una lichiguez. Todo indica que esta vez Lorenzo les dio libertad, los dejó jugar. Antes jugaba más preocupado por no perder, mantener un invicto, que por ganar con su fútbol. Terminado el partido salió Lorenzo con su verborrea. Es que los técnicos de fútbol pasaron de estrategas a palabreros que nos indican cuál partido debimos ver, o sea, no el que vimos, sino el que vieron ellos. Debe ser que la cosa cambió a partir de Maturana, con su “el muchacho trabajó bien el penalti, hasta que hizo contacto con el balón” ¿qué tal? Y después llegó el “perder es ganar un poco”, y así la cosa se generalizó, pareciera que ahora los escogen no por el que más triunfos logra, sino por el que mejor justifica las derrotas o los empates. Esta vez ganaron bien, aunque no por mérito del técnico, sino por su excelente nómina.

Sabido es que cuando una buena nómina no conforma un buen equipo, el malo es el técnico. La conclusión es que tanto la selección como Junior se equivocaron al escoger técnico. ¿Han visto cuánto vale la nómina de Colombia, y cuánto la de Junior? Frente a las de sus oponentes ambos están sobrados. Pero ninguno de los dos equipos juega bien. Colombia, por ejemplo, se impone por James, es medio equipo, pone el balón como le da la gana, y los goles han sido casi todos pases de James. Y, claro, por el susto que genera Luis Díaz. El martes el equipo mejoró, pero no por Lorenzo, ni tanto por las limitaciones de Chile, sino porque los nuestros querían jugar. Lo cierto es que el equipo no ha estado a la altura de los jugadores. Lo mismo que Junior: No muestran jugadas tejidas, no elaboran, no saben lo que es un sprint, juegan a nada, todo depende de sus individualidades, con el agravante que Junior está tan mal, que la estrella es Chará. Los tipos de Junior cuestan más de lo que valen. Los técnicos, además, no aceptan sugerencias: contra Bolivia Lorenzo se inventó un tipo que juega en Rusia, ignorando que aquí cerca tiene a Borja, goleador de la liga argentina. Pero no le da la gana. Son así. Aquí Farías sienta a Marco Pérez, goleador del torneo antepasado, es hombre de gol, pero no le dan minutos, se le antoja que no puede jugar junto al gran Baca. Es que no le da la gana.

Los técnicos son así. Cobran como europeos, pero sus resultados son líchigos. La conclusión es que tanto la Selección como Junior lo harían mejor sin técnicos.

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