Lo que hemos visto recientemente con la selección Colombia es prueba de que estamos presenciando quizás la mejor versión de nuestra selección en su historia. Sin desmerecer generaciones icónicas como las de El Pibe Valderrama o Falcao, esta selección está en su máximo nivel competitivo. Incluso cuando juega mal, gana con contundencia, como vimos con el 4-0. Esta selección tiene jerarquía.

Ya prácticamente estamos clasificados al mundial 2026. Matemáticamente, de los 24 puntos que aún están en juego, solo necesitamos 6 para asegurar la clasificación directa. Pero más allá, lo que más ilusión da es el nivel con el que llegaremos a ese mundial: no solo para participar sino para competir y jugar de tú a tú contra cualquiera.

Esta selección ha demostrado que está al nivel de los grandes equipos: le ganó a España, Alemania, Brasil, Argentina, Uruguay; y en una final de Copa América contra el campeón del mundo, luchó y tuvo posibilidades hasta el último minuto. Muchos han criticado la derrota contra Bolivia, y aunque podría unirme a los que mencionan la dificultad de la altura, o que estuvo mal planteado el partido, creo que no debemos enfocarnos en ese tropiezo, ahí no está lo relevante. Veníamos de una racha invicta, y es normal que en el camino haya obstáculos. Lo importante es mantener la exigencia de seguir siendo contundentes y competitivos.

El verdadero reto en este año y medio ya no es clasificar, sino prepararnos física y mentalmente, construyendo un grupo unido, profundo y competitivo para llegar a la cita con muchas variables futbolísticas. Es el momento de darle minutos a nuevos jugadores y fortalecer la cohesión del equipo. Una de las cosas que más me ha gustado es el respaldo del técnico Néstor Lorenzo a sus jugadores; a pesar del mal partido de Jhon Córdoba ante Bolivia, lo alineó nuevamente frente a Chile, enviando un mensaje claro de confianza. Esa confianza genera lealtad, y un equipo unido siempre es más fuerte.

Estamos en un momento ideal para darle minutos a jóvenes promesas como Yaser Asprilla, por si James, quien llegará al mundial con 35 años no está en su mejor momento, tengamos ya un reemplazo. Y tenemos 9 para rato con Jhon Durán, que cada vez que patea la mete en el ángulo y merece la titularidad. Estos jugadores necesitan tiempo para ganar confianza y unirse más como equipo.

Contamos con todo lo necesario para hacer un Mundial histórico: tenemos las estrellas, el talento joven, un cuerpo técnico comprometido y el hambre de gloria. Ahora el reto es seguir fortaleciendo el equipo, para que se crea internamente que no van al mundial a participar, que la meta no es simplemente llegar a unos cuartos de final, porque con este equipo y una buena mentalidad, solo el cielo es el límite. Esta selección nos demuestra que no todo tiempo pasado fue mejor, y que el futuro se ve prometedor.