Mi pasión por la escritura va acompañada por la pasión y encanto que siento por la lectura. Los ojos no me dan, tampoco el tiempo, pero leer es emprender un viaje por sendas fantásticas. La lectura hace que en mi cabeza den vueltas libros de diferentes escritores: de nuestro Nobel Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le escriba, El amor en los tiempos del cólera, En agosto nos vemos; también leer a Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, o La vorágine de José Eustasio Rivera. Gran gusto fue leer a Irene Vallejo con El silbido del arquero. Para poder escribir hay que leer; he leído a Mario Mendoza, quedando encantado con sus obras: Satanás, La melancolía de los feos, su más reciente libro, Los vagabundos de Dios. He leído muchos libros de muchos autores.
De las lecturas más interesantes y fascinantes son las historias basadas en hechos reales. El último judío de Noah Gordon es un libro súper recomendado. Las biografías se convierten en una lectura interesante; no puedo parar de leer cuando se trata de conocer la vida y obra de los grandes hombres, incluyendo los actuales como la de Elon Musk, El empresario que se anticipa al futuro.
El libro que está causando tendencia, Nexus, escrito por Yuval Noah Harari, “una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA” es un recomendado, un libro que se debe leer. Nexus es el trepidante relato sobre cómo hemos llegado a este momento y sobre las decisiones urgentes que debemos tomar para sobrevivir y progresar”. El autor ofrece una visión de un futuro cada vez más cercano; es un libro de obligatoria lectura para quienes se consideran líderes o políticos que pretenden seguir trabajando para alcanzar sus metas.
No podemos olvidar que la forma más rápida, económica y segura de adquirir conocimiento y cultura es ¡a través de la lectura! Es complejo ser escritor en un momento donde se ha perdido la pasión por la lectura. Hay plataformas que ofrecen libros digitales y audiolibros, cómodos para muchos, pero para mí el olor a papel y tinta es irremplazable. Ir a la librería, recorrer los estantes, tener en mis manos ese universo que es el libro físico es una experiencia indescriptible ¡que por ahora no pienso cambiar!
Los días de los libros están contados, ¡también lo están los de las librerías! Pero ¡mientras llegue el fin de mi vida seguiré leyendo sin parar! En contra del tiempo, del trabajo, sencillamente ¡quiero morir leyendo y escribiendo, recomendando libros y nadando contra la corriente, invitando a la gente a leer!