El secreto es la ganancia de la prudencia. Es la cifra tasadora del mérito conferido por la madurez. Invertir en la conciencia individual otorga grandes réditos colectivos. El interés común potencia el valor singular. La voz contiene la ruta orientadora de la elocuencia si los pensamientos siguen las orientaciones de la virtud. ¿Sabes guardar secretos?

Los debates son proyecciones de la personalidad utilizando la fuerza de la imagen. Al discutir, argumentar, concluir o señalar una idea sin el requerido soporte teórico, evidencia científica o saber popular, se suele incurrir en el terreno indeseable de la especulación, el error o la ausencia de acierto en el análisis del contexto.

Si la economía define las formas y el fondo de las relaciones, los principios, los valores y la ética quedan reducidos a una escala de medida tasable en dinero o al intercambio de bienes, servicios, beneficios o favores. El poder del ahorro es un secreto transformador de la pobreza en abundancia.

La memoria es el archivo soñado por la inteligencia. Quienes superan la temporalidad de la información superando el olvido de sucesos, datos, conceptos, ideas, pensamientos, cifras, modelos y sistemas, están más cerca de diseñar el protocolo requerido por el destino ideal descrito con el lenguaje atribuible a los ganadores.

Las emociones no son enemigas de las razones. El equilibrio entre lo que sentimos y las motivaciones generadoras de las intenciones, los deseos y las aspiraciones, reside en la capacidad de encontrar el balance entre lo que queremos y lo que podemos. Querer es mucho más que poder si se refuerzan las ideas en el gimnasio de la determinación.

¿Conocemos nuestra reserva personal? ¿Tenemos criterios originales e inspiradores de nuestras decisiones? ¿Cuáles son los soportes conceptuales de nuestras creencias? ¿Seguimos la voz moral inspiradora de mejores prácticas profesionales, colectivas o individuales? La causa de la polarización, la división y la rivalidad es el egoísmo, que no debemos confundir con la reserva personal.

La reserva personal es el cuidado, la protección, el resguardo y la debida consideración de la identidad, los valores, la integridad, la cultura y las tradiciones, en las actividades propias del ser humano, garantizando la toma de decisiones bajo el ámbito de la libertad, sin sometimientos, coacciones o imposiciones externas. Es el banco en el que se invierten los recursos de la conciencia. La herencia innegable de las buenas costumbres.

Carisma, audacia, inteligencia y probidad son rasgos distintivos de quienes estiman la reserva personal.