“Su viabilidad está severamente lesionada, y su continuidad solo puede ser recuperada con una manifestación inequívoca de la voluntad de paz del ELN”.

Así termina el comunicado de la delegación del Gobierno en septiembre tras el atentado que dejó tres soldados muertos y 25 heridos, en un momento sin cese al fuego y proceso congelado por la actitud renuente del ELN.

¿Quién entiende? En agosto un paro armado en Chocó, hostigamiento que confinó a 45.000 personas; luego el atentado de septiembre, que pudo ser tan letal como el de 2019 en Bogotá; todo para terminar enviando, el 9 de octubre, una carta a la jefe de la delegación del Gobierno invitando al diálogo con la “esperanza de llegar a una solución política”, pero sin dejar de culpar al Gobierno.

Públicamente suscribí el comunicado de septiembre exigiendo una manifestación inequívoca, que debería ser la suspensión del secuestro. Por ello no comparto el reciente comunicado de la Comisión, en el que se acepta apenas una carta de invitación a reanudar los diálogos ¡en Caracas!, dejando la sensación de que el ELN maneja los hilos del proceso.

El país aún espera la “manifestación inequívoca” y, a cambio, el 23 de octubre, después de las cartas y a días de la reunión en Caracas, el soldado Deiber Pérez pisó una mina del ELN y le fueron amputadas sus piernas. Dos días antes, el ataque a una estación de Policía cobró la vida del subteniente Anderson Gómez y dejó dos heridos, uno de ellos menor de edad. ¿Así piensan llegar a una solución política?

No iré a Caracas por compromisos gremiales, pero no me escudo en esa razón para no expresar mi posición, como siempre lo he hecho. Hace tres meses le manifesté al presidente la necesidad de una pausa frente a la crisis del proceso para definir un norte más claro. Hoy pienso que, en lugar de una ronda con dejo de claudicación, sería prudente una reunión previa del alto comisionado, la jefe de la delegación y el senador Cepeda, para explorar la voluntad del ELN y exigir condiciones que se acerquen a una manifestación inequívoca.

El ELN tiene mucho que explicar y en que comprometerse. No conocemos el mandato sobre los diálogos de su 6º congreso en julio, y el país espera el compromiso con la suspensión del secuestro y que cumplan los acuerdos firmados.

Por mi parte, quedo a la expectativa. Mi ausencia en Caracas no es una renuncia a la delegación. Renunciaré si el Congreso Ganadero me lo solicita en noviembre, como aprobó mi participación hace dos años. No estoy en la Mesa como el ciudadano José Félix Lafaurie, sino como presidente de Fedegán y miembro del CD.

Aún con reservas, espero, como toda Colombia, que el proceso se enrute, inequívocamente, hacia la verdadera paz.