Diagnóstico diferencial | Columna de Haroldo Martínez — Obligado por las circunstancias me toca dejar en claro los criterios diagnósticos de una depresión y de una ansiedad, ya que hay una gran confusión entre uno y otro trastorno, en especial porque son muchas las señales de cada uno en nuestros menores que debemos tener en cuenta como síntomas y signos de alarma que puedan alertarnos para prevenir cosas mayores, como un intento autolítico.

Las cosas han cambiado de tal manera que lo que aprendí en mi formación como paidopsiquiatra ya no es sostenible porque los niños no son lo mismo de antes. Después del parto, la primera emoción básica detectable es la sonrisa social, que ocurre alrededor de los 3 meses de edad, el niño responde a la sonrisa de los padres; la siguiente es la ansiedad de separación, a los siete meses de edad el niño percibe la ausencia de aquella persona que le resuelve las dificultades desde la alimentación hasta las necesidades fisiológicas y se angustia. A esa edad tan temprana aparece la primera señal clara de una ansiedad. Entre los 7 y 8 años de edad el menor tiene consciencia de la irreversibilidad de la muerte, con lo que aparece la angustia mayor ante la posibilidad de dejar de existir, lo cual se extiende a los padres.

Es indudable la influencia de los medios de comunicación a los que tienen acceso los menores desde la televisión hasta los medios contemporáneos de difícil control por estar el menor en una relación de uno a uno con el aparato y sin que los adultos podamos decir que sabemos lo que están viendo. Son contadas las series en las que no hay referencias a la muerte, desde Pepa Pig hasta los Jóvenes Titanes se menciona abiertamente a la muerte.

No es lo mismo ansiedad que depresión, por lo que me permito describir sus síntomas principales con el fin de que los padres puedan diferenciarlos y actuar pronto.

Depresión es estado de ánimo bajo casi todo el día casi todos los días, disminución o pérdida del interés por lo que antes producía placer, baja autoestima, autorreproches, pensamientos negativos, ideas de muerte, ideas suicidas, trastorno de la alimentación, trastorno del sueño.

Ansiedad es taquicardia, dificultad para respirar, dolor en el pecho, sensación de nudo en la garganta, dificultad para tragar, molestias intestinales, mareo, desvanecimiento, calambre, sequedad de boca, tensión muscular, dolor en cualquier parte del cuerpo, escalofríos, temblores, sacudidas, sudoración, miedo a morir, miedo a volverse loco, dificultad para concentrarse, trastorno de la alimentación, trastorno del sueño.

Es claro que lo único que tienen en común es el trastorno de la alimentación y el del sueño.

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