La biodiversidad o diversidad biológica, incluye todas las formas de vida presentes, desde la iniciación del universo hasta nuestros tiempos, que interactúa con el medio ambiente y el clima, ha encontrado desde la antigüedad en el humano su más importante depredador, trayendo graves consecuencias, las cuales, de no corregirse inmediatamente, nos llevarán hasta la desaparición de nuestra especie, como se ha hecho con otros animales. El equilibrio eco sistémico es fundamental para la continuidad de los seres vivos en el planeta.
Hablar de la protección de la biodiversidad, la sostenibilidad ambiental, la preservación de los recursos naturales, como se ha hecho por estos días con intensidad, a raíz de la celebración en Cali de la versión No 16 de la Conferencia de las Partes (COP) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, suscrito por 192 países, “no es un mero capricho o una moda, sino una necesidad vital y palpitante para la sostenibilidad de nuestra casa. (José Consuegra Rector UNISIMON”). Esta Conferencia, debe concluir, no solo en una discusión sobre la protección de la biodiversidad, la sostenibilidad ambiental, o la preservación de los recursos naturales, apoyándose fuertemente en el desarrollo científico con medidas que frenen los terribles daños de la naturaleza que ya estamos viviendo.
Diferentes recursos y servicios como el agua dulce, polinización, fertilidad y estabilidad del suelo, alimentos y medicinas son fundamentales para los seres humanos. No es posible, que los ecosistemas sigan siendo reducidos por la pérdida de biodiversidad, enfrentados a las necesidades de una población humana, en permanente crecimiento, pobreza, desnutrición e inequidad. Ejemplos hay muchos, basta con mencionar la Ciénaga Grande de Santa Marta, la de Morrosquillo, la de la Virgen, o la Sierra Nevada de Marta, que han sufrido graves daños de la vida silvestre, de flora y fauna. Varias investigaciones muestran que existe un vínculo estrecho entre los brotes de enfermedades infecciosas y la degradación de la naturaleza, teniendo en cuenta que alrededor de un alto porcentaje de las enfermedades virales emergentes, se pueden transmitir de animales a humanos. Con la progresión del comercio mundial de vida silvestre y los proyectos de desarrollo, que comprometen bosques tropicales, los seres humanos aumentan su exposición a los animales salvajes y las enfermedades que pueden transmitir. Lo anterior, nos lleva a un estricto y serio cuidado de la naturaleza para cuidarnos a nosotros mismos. Es urgente y nunca es tarde para revertir el declive de la naturaleza, pero, hace falta mucho compromiso, tantas promesas y conclusiones. Los países tenían hasta el 2030, según la COP anterior este año para alcanzar las metas establecidas hace una década, que van desde detener la extinción hasta reducir la contaminación y preservar los bosques.
Después del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), un tratado internacional acordado en la denominada “Cumbre de la Tierra”, celebrada en Brasil en 1992. No se han cumplido sino parcialmente sus tres objetivos: la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes, y, el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.
“Pierden su tiempo los que buscan la solución de las enfermedades solo en la patología humana. Mientras, no encontremos la curación de la Madre Tierra, no se curará el hombre”. (Indígenas de la Sierra Nevada).