En Barranquilla, el desarrollo es un sueño común: todos queremos contribuir y disfrutar de una ciudad próspera y dinámica. En este sentido, es de valorar los esfuerzos de la administración para fortalecer las finanzas públicas y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, el reciente proyecto para aumentar los milajes del impuesto de Industria y Comercio (ICA) nos plantea interrogantes y retos que merecen una reflexión conjunta.
Barranquilla ha crecido con un modelo de desarrollo sustentado en la fortaleza financiera del distrito, lo que ha permitido una frecuencia predecible en las reformas tributarias. Esta estabilidad ha sido esencial para que las empresas se adapten y prosperen en medio del crecimiento de la ciudad. No obstante, el ajuste actual rompe esta continuidad, generando incertidumbre para el tejido empresarial.
El impuesto de Industria y Comercio, que grava los ingresos sin considerar la rentabilidad de las empresas, limita la capacidad de reinversión y crecimiento. Este tipo de gravamen resulta particularmente desafiante para sectores como la construcción, fundamental en la generación de empleo y vivienda de interés social, que podría verse afectado en sus márgenes de operación.
Otro caso que merece atención es el sector energético. En una región donde las familias enfrentan tarifas elevadas que superan sus capacidades de pago, un incremento en los milajes del sector podría comprometer aún más la operación de las empresas de servicios públicos.
Es claro que existen necesidades fiscales en el municipio para sostener el ritmo de inversión que ha posicionado a Barranquilla como referente de progreso. Sin embargo, el equilibrio debe buscarse desde un esfuerzo compartido. Los aumentos tributarios no deben recaer exclusivamente sobre las empresas; la administración local debe avanzar también en modernización, eficiencia y austeridad en la gestión pública. Mejorar los sistemas de recaudo y optimizar los recursos permitiría financiar el Plan de Desarrollo de manera sostenible y equitativa.
Barranquilla ha demostrado su capacidad para adaptarse y reinventarse, y en esta línea hay que avanzar mediante un diálogo transparente y constructivo para afianzar una ciudad imparable y líder. Hoy más nunca es necesario abrir espacios de discusión que faciliten el aporte de ideas y soluciones que fortalezcan las finanzas públicas sin comprometer el crecimiento de las empresas ni la estabilidad económica de los ciudadanos.
* Directora ejecutiva Corporación Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla