Pregunté a mi nieto por la capital de un país, y como no sabía me dijo: “Me corchaste”. Origen de ‘corchar’. José María Vargas Losada, B/quilla
A alguien lo ‘corchan’ cuando desconoce una respuesta o cuando saca mala nota en un examen, y entonces, según algunos lingüistas, queda “avergonzado, turbado, y como comprimido dentro de una botella tapada con un corcho, lo que impide que le broten las palabras”. Esto último me parece una idea rebuscada para explicar el origen de una locución popular, sobre todo, cuando, en ese sentido, sería más explícito decir ‘me envasaste’ o ‘me embotellaste’. En realidad, el colombianismo ‘corchar’ viene del francés crochet, uno de cuyos significados es ‘gancho’, pues para elaborar el tejido de ese nombre se usa una aguja especial que termina en forma de gancho. En español existe una figura fonética llamada ‘metátesis’, que consiste en la alteración del orden de las letras en una palabra (Gabriel-Grabiel, aeropuerto-areopuerto, meteorología-metereología). Crochet, referido al tejido, en nuestro idioma quedó como ‘croché’, pero cuando significaba ‘aguja de gancho’, en Colombia, por metátesis, pasó a ‘corché’. Entonces, con un corché (o gancho) ‘te enganché, te cogí, te pesqué, te pillé, te corché’, o, lo que es lo mismo, me di cuenta de tu olvido, supe de tu incapacidad, sorprendí tu ignorancia…
Mi madre me dijo que yo siempre me sentaba espernancada… Lucecita, C/gena
La voz se relaciona con ‘piernas’, y su uso mayoritario dice que es estar con ellas muy abiertas. El Lexicón del Valle de Upar, al definir la palabra, añade un ejemplo gracioso en lenguaje popular: “Espernancarse: Abrir de par en par, separar las dos partes de un todo. Puede referirse a personas o a cosas: ‘Tú podéi está muy enamorá dél, pero, eso sí, no te vai a espernancá porque despué de que se lo dei y te haga un hijo no lo volvei a ve ma’ “.
¿Por qué a las bacinillas antes las llamaban ‘micas’? José Luis Field, B/quilla
‘Mica’ es un colombianismo que el Diccionario de americanismos de la Academia de la Lengua define como “recipiente que se usa para recoger los excrementos humanos”. Deriva de mika, voz del idioma indígena aymara-quechua, que, según expertos, significa ‘vaso de noche’. Otros dicen que significa ‘plato chato’, y otros más lo traducen como ‘plato de madera’. Excepto en el de americanismos, la palabra, no aparece en otros tipos de diccionarios de español, y es un ejemplo más de los muchos vocablos que las lenguas indígenas han aportado a nuestro idioma: ‘chicle, patatús, chocolate, cancha, cigarro, butaca…’.