Qué lástima que los egos, la soberbia y los intereses económicos y de poder del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y los de la Uefa, fueran protagonistas en la ceremonia del Balón de Oro del diario France Football.
Un evento que le pertenece a los futbolistas (hace unos años también a las futbolistas). Es un reconocimiento a sus temporadas, a sus aportes individuales y logros colectivos. O, al menos, debería ser para creer que aquella idea del fútbol de tribu, heráldico no se ha esfumado del todo.
Es una elección que se mueve en el resbaladizo terreno de la subjetividad. Son más de 100 personas que, de acuerdo a su visión del fútbol, les dan más o menos valor a los goles, a los títulos, a las gambetas, al liderazgo, al talento, a la lucha, etc... Así que, existe un amplio margen para el debate.
Yo, por ejemplo, hubiera votado por Vinicius. Por la gran influencia que tuvo en los resultados a favor del Madrid en fases definitivas. Por su peligrosidad, sus desequilibrantes corridas y por el notable aumento de su frecuencia goleadora.
Esta vez, en el fútbol masculino, el Balón de Oro fue entregado al español Rodri. El volante central de la Selección de España y del Manchester City. Si Vinicius es un magnífico solista, Rodri es un gran director de orquesta. Él está en todo el centro del escenario y desde allí armoniza las virtudes de sus compañeros, Otea con agudeza el panorama y le va dando sentido y calidad a la distribución de la pelota. Y, lo hace sin afanes, pero sin demora. La toca mucho, pero la tiene poco. Toda esa coreografía de toque- toque del City y la Selección española, gira alrededor de la espigada figura de Rodri. Su velocidad no está en sus piernas, sino en la calidad de sus decisiones. Defensivamente, además, sabe posicionarse, tiene una generosa adrenalina y muy buen juego aéreo en las dos áreas. Y, de contera, ha ido aumentando su protagonismo en la zona de definición.
A mi juicio, Rodri representa la esencia del jugador de equipo. El que juega muy bien, porque hace jugar mejor a los demás.