Pedro Almodóvar, en su etapa de madurez, ofrece en La habitación de al lado una propuesta más sobria y reflexiva que sus trabajos anteriores. Tras dirigir dos cortos en inglés, este es su primer largometraje en dicho idioma, el cual le valió el León de Oro en el Festival de Venecia.

El guion, adaptado de la novela What Are You Going Through de Sigrid Nunez (2020), se aleja del melodrama satírico que definió sus primeras obras y adopta un tono profundamente realista y reflexivo. La atmósfera creada por Almodóvar está impregnada de una introspección que destaca la fragilidad humana frente al fin de la vida.

Tilda Swinton interpreta a Martha, una mujer que enfrenta un cáncer terminal. Ingrid (Julianne Moore), su antigua amiga, se reencuentra con ella después de años de distanciamiento, al enterarse de su situación a través de una amiga en común. Ambas, al borde de los sesenta, retoman su relación, que es de aquellas amistades que, a pesar de los años y la distancia, siguen intactas.

Martha fue corresponsal de guerra para The New York Times, e Ingrid, escritora y figura del mundo del arte en Nueva York, reavivan un torrente de recuerdos y confesiones. La película se centra en el relato de Martha, quien revisa su vida como periodista, madre y mujer. Aunque hay otros personajes relevantes, como Damian (John Turturro), con quien ambas compartieron un vínculo en diferentes momentos, la trama se sostiene principalmente sobre las dos mujeres, lo que le otorga una estructura casi teatral.

La cinematografía, a cargo de Eduard Grau, es uno de los puntos más destacados. Su elegancia visual, sumada a las locaciones de gran colorido, remite al Almodóvar de sus mejores épocas, creando un contraste llamativo con el tema sombrío de la cercanía de la muerte.

Las actuaciones son excepcionales, especialmente los monólogos de Swinton, que conducen al espectador a través de la incertidumbre y el temor ante lo inevitable. La película plantea preguntas profundas sobre el control de nuestro destino, el rol del cuerpo médico y el sacrificio por vivir unos años más.

Al igual que Dolor y gloria (2019), esta película se convierte en una meditación sobre la vida misma a través de su fin. También emana una sensación de fortaleza, pues la protagonista, consciente de que no puede controlar el desenlace, sí puede decidir cómo vivir lo que le queda. Todo esto bajo el característico sello colorido de Almodóvar, que crea una compleja, pero poderosa tensión entre lo sombrío y lo vibrante.