Con la victoria de Donald Trump, muchos sintieron un aire de esperanza y podrían caer en el error de ver las elecciones de 2026 en Colombia como una simple espera, confiando en que el péndulo político volverá a su lugar. Más que tranquilidad, esto debería encender una alerta: las formas de Trump y Petro no son tan distintas, a pesar de sus diferencias ideológicas, y es precisamente por eso que debemos tener mucho cuidado con lo que se avecina.
Si analizamos el triunfo de Trump, es evidente que la realidad estadounidense dista mucho de la colombiana y por eso este triunfo, no es reflejo de la política en nuestro país. Varios analistas políticos americanos concluyen que Trump se elige principalmente por el descontento que tenían los ciudadanos con varios temas: la economía, la inflación, no poder comprar vivienda, y, adicionalmente, una inconformidad con las políticas del establecimiento. Los americanos querían un cambio de rumbo, y aunque es cierto que la economía en Colombia también atraviesa dificultades, las encuestas muestran que un 30 a 40% de los colombianos sienten que el cambio sigue siendo el gobierno.
Pero más allá del cambio, en el tema económico en EE. UU. las percepciones desde el elector a esta problemática tienen un enfoque más técnico que el que tenemos en Colombia, donde por las altas cifras de pobreza, muchos de sus ciudadanos consideran que su problema económico se resuelve con subsidios. Y aquí este discurso lo tiene mucho más apropiado la izquierda.
Adicional a esto, Trump logró unificar al partido Republicano, alcanzando hasta un 94% del voto del partido que representa el 30% de la votación total y, con un discurso muy emocional, logró ampliar su base significativamente, lo que le ayudó prácticamente a barrer. Actualmente, solo Gustavo Petro tiene una base tan sólida con la cual comenzar su ejercicio electoral, y el discurso con la gente más necesitada, prácticamente lo tiene cooptado.
Lo que realmente preocupa es la falta de unión, que todos los días salga un precandidato nuevo, añadiéndole a la sopa mucho más ego. Pero peor aún que la estrategia de la mayoría de esos líderes sea quedarse en el ataque personal y las críticas al presidente, sin conectar con la gente más necesitada. Como quedó demostrado en la elección de Trump, esta es una estrategia equivocada.
No nos dejemos llevar por el optimismo que genera la elección de Trump. Colombia es un escenario diferente, y el simple hecho de esperar que el péndulo vuelva no es suficiente. Los próximos tiempos serán difíciles, pues el aparato estatal será utilizado para mantener el poder. La oposición debe actuar con inteligencia, dejar los egos de lado y consolidar una coalición amplia por el bien del país. Si algo podemos aprender de la victoria de Trump, es que no es momento de bajar la guardia, sino de organizar un frente unido.
@miguelvergarac