Se cumplen 20 años de la partida del Maestro Manuel Zapata Olivella (1920 – 2004), en acatamiento de la que fue su última voluntad, sus honras fúnebres tuvieron lugar en la Universidad que lo graduó como médico en 1948. Sitio donde “su familia”, la gente negra, acudió a honrarlo con su cultura al lugar que consideró se podía expresar la libertad: la Universidad Nacional.
Manuel Zapata Olivella nació en Santa Cruz de Lorica (Córdoba) el 7 de marzo de 1920. Aunque muchos pensaban que era chocoano, en realidad fue hijo adoptivo de esta región, a la que llegó a conocer tanto como al Caribe negro. De su sensibilidad social y artística dan cuenta sus novelas como Changó, el gran putas , Tierra mojada , Pasión vagabunda , He visto la noche , En Chimá nace un santo ; ensayos como Tradición oral y conducta en Córdoba , El hombre colombiano , El folclor en los puertos colombianos ; y obras teatrales como Los pasos del indio , Las tres monedas de oro , El retorno de Caín , entre otros.
Este auténtico vocero “del negrerío, la negredumbre o la negritud”, acepciones “bellas”, que utilizaba sin prejuicio en su peregrinaje por cualquier lugar del mundo donde fuera invitado por su conocimiento acerca de los ritmos y el lenguaje africano, coincidió en su dedicación a la música y las letras con Rafael Escalona y Gabriel García Márquez, con quienes sostuvo una amistad entrañable. Antes de ser reconocidos, se encontraron casualmente en 1950 en La Paz, municipio de Robles (Cesar), cuando Gabo vendía enciclopedias; a “Rafa” lo expulsaron del Liceo Celedón por componer su primera canción El hambre del liceo y Manuel, adelantaba su año rural.
“De risa estruendosa, cabello alborotado que lo hacía distinguirse a distancia, solía llamar la atención en ceremonias de gala con su vestimenta colorida como símbolo de irreverencia y proyección de la cultura africana”, lo describe su amigo el historiador y jurista Ciro Quiroz.
Polifacético como fue, a su profesión de médico sobrepuso su vocación social, cuando en Colombia aún no existían antropólogos y sociólogos formados en la academia. Descubrió e inventarió las expresiones culturales de San Basilio de Palenque, seleccionando los mejores tamboreros y llevándolos a Europa, al lado de los distintos grupos folclóricos que impulsó su hermana Delia Zapata. Precisamente, en Changó, el gran putas, la obra que le mereció el mayor reconocimiento, deja ver el método comparativo de su investigación social, al asimilar el santoral cubano con el santoral palenquero, convirtiéndose además en la segunda novela sobre la africanía en América más importante después de Raíces .
La oralidad, el folclor, las leyendas y, por supuesto, “las penurias, humillaciones y miserias de que son víctimas los negros”, llevaron a Zapata Olivella a tener no sólo el conocimiento, por el cual es el colombiano más mencionado en la bibliografía mundial sobre el tema afro, sino la conciencia de raza que definió todas sus facetas: la de investigador, artista, novelista, dramaturgo, activista y colombiano negro.
Como una coincidencia atávica, su muerte el 19 de noviembre de 2004, al igual que la de su hermana Delia Zapata Olivella, se produjo luego de haber visitado África. De este mulato jubiloso y vital hasta sus últimos días, queda su herencia para amar la cultura colombiana, y su autenticidad y sencillez de hombre culto, defensor de la causa negra y vivo ejemplo de filantropía.