Todos los noviembres el planeta celebra la Semana Global del Emprendimiento, una iniciativa mundial que completa más de 15 años y que busca inspirar a los ciudadanos a promover una cultura de emprendimiento en sus vidas para, de esta forma, desarrollar nuevos negocios, ideas, productos y servicios que incursionen de manera competitiva en el mercado.
Colombia no es ajena a esta realidad. Además de sumarse a esta acción global, se ha convertido en un referente del emprendimiento en la región. De hecho, según datos del Global Entrepreneurship Monitor, el país es uno de los territorios que más emprende a nivel mundial con un puntaje de 23,6 en la tasa de actividad emprendedora, por encima de naciones como Chile y Argentina.
¿Cuál ha sido entonces una de las fórmulas secretas para llegar a este nivel? Sin lugar a dudas, el microcrédito hace parte de la respuesta. Durante los últimos años, este instrumento se ha convertido en un motor de desarrollo económico para muchos emprendedores, en especial, quienes habitan en zonas apartadas o simplemente, conforman la larga lista de excluidos del sistema financiero.
Por ejemplo, según el reporte anual de Inclusión Financiera 2023, realizado por Banca de las Oportunidades y la Superintendencia Financiera de Colombia, el año pasado en el país se realizaron 1,7 millones de desembolsos de microcréditos, lo que quiere decir que se hicieron 51,8 desembolsos por cada 1000 habitantes adultos y esta modalidad de préstamos se posicionó en el top tres de productos con mayor penetración entre la población.
Las razones son muy claras: las microfinancieras se han vuelto faro de inclusión financiera en el territorio nacional y han logrado rápidamente cautivar la mente de cientos de hombres y mujeres, quienes ven en el modelo del microcrédito una alternativa real para materializar sus proyectos. Es decir, un verdadero trampolín para saltar las barreras de la pobreza.
Algunos estudios dan prueba de ello. Por ejemplo, un informe de Desempeño Social, realizado en 2023 por la Fundación Microfinanzas BBVA, revela que, tras dos ciclos de crédito, los emprendedores clasificados como pobres, superan la pobreza. Asimismo, en países como Bangladesh, expertos han demostrado que el microcrédito contribuye a la reducción aproximada de un 5 % de los niveles de pobreza.
Sin embargo, para nadie es un secreto que una de las variables para llegar a esta ecuación exitosa ha sido la labor de las microfinancieras apoyando a la población a través de servicios financieros y no financieros, ya que estas no sólo se han limitado a facilitar el acceso a financiación, sino también a diversas herramientas que le han permitido a los emprendedores desarrollar habilidades de gestión y a mejorar el funcionamiento de sus negocios.
*Presidenta de Asomicrofinanzas