Si la izquierda en Colombia no es capaz de fortalecer el acceso a la educación superior y, por el contrario, genera mayores obstáculos para su financiación, ¿con qué propósito llegó entonces al poder?

La crisis de las universidades privadas, resultado, entre otras causas, de los altos costos derivados de la inflación, se ha visto agravada por el manejo del ICETEX y del Ministerio de Educación. El ICETEX está en mora de girar a las universidades los desembolsos correspondientes a las matrículas de numerosos estudiantes que hoy viven agobiados por la incertidumbre de su futuro académico y profesional.

Una posible tesis del gobierno podría ser que el presupuesto destinado a préstamos estudiantiles —con altísimos intereses— para estudiar en universidades privadas dejará de priorizarse para ampliar la capacidad de las universidades públicas. Sin embargo, estas últimas también enfrentan una crisis presupuestal considerable, lo que finalmente lleva a concluir que la educación superior, tanto pública como privada, está lejos de ser una prioridad para el gobierno.

Cualquier política que ignore la importancia de brindar líneas de crédito estudiantil no solo va en contra del interés general de los estudiantes y de su libertad para escoger la institución educativa que consideren más adecuada, sino que desconoce por completo el funcionamiento del ecosistema de la educación superior en Colombia. En el país, el 88 % de las universidades son privadas, lo que les permite tener una cobertura mucho más amplia, incluso en regiones donde las instituciones oficiales no llegan. Además, más de la mitad de los aspirantes a universidades públicas no son admitidos. Aunque una de las razones es que muchos estudiantes no cumplen con los estándares académicos exigidos —algo que debería despertar alarmas—, como señaló el analista en educación Ricardo Rodríguez para El Tiempo, otra causa significativa es la falta de cupos disponibles en las universidades públicas para recibir a más estudiantes.

En este contexto, las universidades privadas no solo son esenciales para impulsar la movilidad social de sus estudiantes, sino que suplen, desde el sector privado, las carencias de lo público, al menos hasta ahora. La misión del ICETEX es precisamente facilitar el acceso a la educación superior para aquellos estudiantes cuyas familias no tienen la solvencia económica para cubrir los costos de una universidad privada y que, en muchos casos, no cuentan con otros recursos de financiación para estudiar en la institución de su preferencia, a la que seguramente accedieron por sus méritos académicos. Sin embargo, en lugar de solucionar los problemas históricos del ICETEX, como lo oneroso que resulta pagar estos créditos, el gobierno ha tomado medidas aún más perjudiciales, bloqueando la posibilidad de que muchos estudiantes ingresen a la universidad. Esto, en últimas, limita sus oportunidades en un mercado laboral sumamente competitivo.

En síntesis, aquellos que marchaban y siguen marchando por una mejor educación deberían sentir una profunda decepción ante un gobierno que no ha respondido a su mandato en materia de educación superior, ni en el ámbito público ni en el privado.

@tatidangond