Pareciera que el presidente Petro tuviera la gran “habilidad” de rodearse de las peores compañías. Sin embargo, si fuéramos más objetivos tendríamos también que afirmar que todos los presidentes en los últimos gobiernos se dieron a la tarea de rodearse de los peores representantes de la corrupción, narcotráfico, politiquería y malas costumbres.

El problema de los gobiernos nacionales construidos con base en la politiquería, con doble agenda y personajes que hacen el “trabajo sucio”, se explica porque que las campañas político-electorales, centran su actuar en un proceso electoral diseñado para la trampa, mentira y corrupción electoral.

Tan abyectas prácticas del ejercicio de la política no han sido exclusivas del gobierno de Petro, sino que constituyen malas prácticas político-electorales, de alguna manera socialmente aceptadas durante décadas por un gran número de colombianos.

Lo grave de la problemática de las “malas compañías” de los presidentes de los últimos gobiernos en Colombia es que nadie imaginó que la propuesta de “cambio total” del presidente Petro tempranamente -incluso desde la campaña- se rodeó de “malas compañías” que pareciera fueron seleccionadas cuidadosamente entre los peores especímenes de: exfuncionarios, politiqueros, exguerrilleros, exparamilitares y bandidos de todas las calañas.

El desafío del gobierno del “cambio” de Petro no puede ser más retador al pretender hacer una profilaxis de las malas prácticas históricas de gobierno rodeándose de bandidos. Tan dramático despropósito producto de las “malas compañías” del presidente Petro le será cobrado en las elecciones futuras, dado que pasará a la historia como el único y último presidente de la izquierda colombiana, quien pretendió un “cambio” rodeándose de facinerosos.

Siendo más optimistas, si el presidente Petro logra el “cambio” haciendo una gestión positiva rodeado de “malas compañías”, entonces pasará a la historia como un presidente más que gobernó rodeado de bandidos, tal cual lo han hecho sus antecesores, potísima razón para causar la desilusión de los más de 10 millones de colombianos que votaron su “bandera de cambio”.

Considero es urgente al presidente Petro hacer una reingeniería a su gobierno que inicie con el cambio de sus “malas compañías”. Es que ya difícilmente algún colombiano cree que todo lo malo sucede a las espaldas del presidente Petro, menos e imperdonable en un gobierno de “cambio”, elegido bajo las banderas de transparencia y anticorrupción.

El propio presidente Petro debe ser consciente de que sus “malas compañías” no le hacen bien a su gobierno, por aquello de que el que anda con la miel algo se le pega. Sin duda, la elección de Petro constituye otro engaño al pueblo colombiano. ¿Cuál cambio? Ninguno.

@orlandocaba