Los romanos eran supersticiosos, pero pocos recurrían a la magia pues era discordante con sus tradiciones religiosas. Si bien fue condenada en el siglo IV, siguió presente en sus vidas privadas. Uno de los hechizos “sanadores más potentes” se basaba en una sola palabra, escrita en un pequeño papiro que metían en un tubito de metal que colgaban en su cuello: ¡Abracadabra! Hoy la usamos con otro enfoque, pero aún ligada a poderes especiales.

Donald Trump nombró secretario del departamento de energía a Chris Wright, presidente de Liberty Energy, que usa el fracking, prohibido en Colombia por el gobierno, para producción de petróleo y gas.

Destacó la experiencia de Wright porque “será clave para fortalecer la independencia energética”. El elegido es conocido por su posición de que el mundo aún depende de los combustibles fósiles, por su relevancia para el desarrollo humano y la prosperidad global. Bajo su dirección, Liberty elaboró un robusto documento que, desde el título, refleja la orientación propositiva para las personas: “Impulsando el bienestar humano” (traducción propia).

Analiza en detalle los retos, sin negar las oportunidades, de la interrelación entre la energía, el cambio climático, la pobreza y el bienestar. Destaca que el acceso a energía asequible y confiable ha transformado la calidad de vida humana, permitiendo avances en salud, educación, vivienda y supervivencia, sobre la que afirma sin ambages, que, gracias a la energía disponible con base en hidrocarburos, la expectativa de vida creció de 30 a 70 años en 200 años.

Nos recuerdan que en el mundo moderno los combustibles fósiles representan más del 80% de la energía global y que son esenciales no solo para electricidad, sino para transporte, manufactura y agricultura. No en vano son materia prima para plásticos, fertilizantes y textiles y combustible clave para la producción del cemento; “4 pilares de la civilización”.

Abordan críticamente el enfoque político actual, por la ponderación excesiva de las alternativas solar y eólica, que no cubren las necesidades energéticas globales, son intermitentes y no suplen a los hidrocarburos en la aviación o producción de acero.

A pesar de ser la economía más fuerte del mundo, el informe plantea una premisa que debería enarbolar todo presidente de países en vías de desarrollo: “La pobreza energética cero para 2050 es un objetivo superior al objetivo cero emisiones 2050″. Cuántos hogares colombianos no preferirían superar sus privaciones energéticas antes de pensar en una transición desordenada para que el país deje de emitir el 0,66% de CO2 del mundo? La aseveración de que “el acceso insuficiente a energía afecta el desarrollo humano y perpetúa desigualdades”, refleja la visión del nuevo rector de la energía del país que emite el 14% de CO2 del mundo, superado solo por China.

Ojalá la pobreza se pudiera eliminar radicalmente en Colombia, logrando al mismo tiempo una transición energética justa. Probemos gritando todos al unísono la palabra que nos transmitió la cultura romana: ¡Abracadabra! y esperemos cómodamente sentados.