En un mundo donde la religión ha tomado direcciones inesperadas, reduciéndose en ocasiones a un canal de TV que nos ofrece sólo la información que queremos escuchar, Heretic nos transporta a tiempos pasados, cuando los predicadores visitaban nuestras casas para convencernos — y, si era posible, convertirnos — al credo que promovían.

La película fusiona los géneros de horror y suspenso mediante un guión inteligente que nos introduce a desconcertantes eventos que cuestionan la esencia misma de la religión. La dinámica del proselitismo se transfiere a través del diálogo entre creyentes y no creyentes, en un juego psicológico que mantiene al espectador en constante tensión.

Escrita y dirigida por Scott Beck y Bryan Woods, Heretic sigue a dos jóvenes misioneras mormonas, Sister Paxton (Chloe East) y Sister Barnes (Sophie Thatcher), quienes son enviadas por la iglesia a una remota y enigmática residencia: la casa de Mr. Reed (Hugh Grant), un erudito excéntrico interesado en la doctrina que ellas profesan.

Al llegar, Mr. Reed las invita amablemente a entrar, pero cuando las misioneras insisten en que no pueden ingresar sin la presencia de una mujer, él les promete que su esposa se encuentra en la cocina, preparando un postre. Sin embargo, pronto descubren que la esposa nunca aparece y que el aroma del postre proviene de una vela aromática.

Este desconcierto marca el comienzo de una escalofriante situación, en la que la angustia y la incomodidad se intensifican conforme avanza el relato. A través de una conversación filosófica, Reed pone en duda lo que significa creer simplemente porque alguien nos lo diga. Al cuestionar las razones por las cuales las misioneras asumieron que la esposa estaría allí, se inicia un profundo debate sobre la fe, las creencias religiosas y su historia, incluyendo un recorrido por las tres principales religiones monoteístas que han moldeado el mundo moderno.

Uno de los elementos más cautivadores de la película, además de sus diálogos profundos, es la actuación de Grant, con sus giros dramáticos y expresiones faciales perturbadoras. La intensidad de sus miradas y las contorsiones faciales podrían haber sido suficientes sin necesidad de recurrir al horror físico, pero este último tampoco desentona, y la película sigue siendo efectiva.

Heretic nos deja reflexionando sobre los temas de la religión y la fe, al tiempo que nos enfrenta a lo aterrador que puede resultar creer ciegamente. La cinematografía de Chung-hoon Chung juega un papel crucial, enfatizando los claustrofóbicos espacios para transmitir el terror psicológico que sienten las misioneras dentro de la casa.