Entre el olvido y el recuerdo habita la gratitud. Quienes llevan presente la actitud propia del agradecimiento saben vencer deslealtades, desconfianzas e impiedades. Son generalmente los dignos representantes de la honradez. Sus palabras siguen la buena vía de la Fe en el camino prodigioso de la razón: El amor sincero es irrestrictamente agradecido.
Agradecer es un verbo que combina la acción poderosa de la voluntad con la fuerza inigualable de las palabras. El corazón agradecido late al ritmo de la satisfacción provocada por las gratas emociones estimuladas en la alegría y la felicidad. ¿Te consideras un ser agradecido? ¿Recuerdas la última expresión de gratitud que conmovió a quién tuvo un gesto, un detalle o una acción digna de agradecimiento?
La gratitud es una facultad de la personalidad inspirada por las emociones, los sentimientos y las actitudes definidoras del nivel de reconocimiento que le damos a quienes, nos ayudan, benefician, favorecen o realizan actividades que resuelven problemas ofreciendo soluciones en momentos en los que requerimos apoyo de los demás. Ser agradecido es un signo de nobleza. La riqueza espiritual del alma agradecida le libra de múltiples traiciones.
La función exponencial suma, multiplica e incrementa considerablemente los números en una gran diversidad de operaciones matemáticas. Entendida como exponenciación tiene la fórmula perfecta para hacer que las cifras suban, crezcan y alcancen la altura estadística deseada por los factores que intervienen en la ecuación. Si tu nivel de gratitud es exponencial, ganarás confianza, crédito, reconocimiento y la aprobación propia de quienes saben detectar a las buenas personas.
La gratitud exponencial es la valoración de los hechos, los dichos, los detalles y los gestos recibidos o prometidos, de forma pública o privada, estimulando la decisión de quien atendió una solicitud o actuó de forma espontánea, generando la acción y el efecto propio de la solución de problemas y la satisfacción de necesidades. Es la ofrenda del corazón sincero exhibiendo los lenguajes del amor. La fidelidad del sentimiento genuino recompensando el cariño y la atención. El recuerdo del bienestar a pesar de la dificultad.
Si nuestra gratitud es exponencial la vida encuentra el equilibrio emocional, físico, mental y espiritual propio de quienes cultivan los valores distintivos de la virtud, la sabiduría y la inteligencia. La dignidad es condición natural, la nobleza es elección existencial. El buen líder sabe agradecer.
Hay razones para compartir y medir nuestra gratitud exponencial.