Cuando pierden, entre el pitazo del árbitro y el inicio de la rueda de prensa, los técnicos buscan “sus razones” de la derrota. Hay argumentos sólidos, otros no tanto, y siempre se fastidian por una que otra pregunta.
Cuando ganan, lo mismo. Esbozan “sus razones” del triunfo, se extienden un poco más en las respuestas, y hasta hay tiempo para un chiste, una sonrisa y agradecer al público que los acompañó.
En Junior, el entrenador César Farías, es una persona sagaz para dar explicaciones, para voltear las preguntas y, de cuando en cuando, tocar el rendimiento de jugadores. No habla corto, se extiende, concatena muy bien las palabras para decir “su verdad” del juego y da la impresión que convence.
El tema es que, en el terreno de juego y de resultados, el rendimiento es de mitad de tabla y, en el caso de los Cuadrangulares, cuando se ha jugado el 67% del calendario, es deficitario. Es 4º entre 4.
Que Farías es un buen técnico no está en duda. Que no ha dado la respuesta que los señores Char, el Juniorismo, el periodismo y él mismo esperaba, tampoco está en duda.
Eliminados en la Copa Libertadores, entrando en la última fecha como 6º en la Semifinal, y un 4º lugar entre 4 en el Grupo B, no es que sea halagador.
La otra explicación es que Junior es un equipo heterogéneo en nivel de jugadores. Hay algunos que dan el 100% y recarga extra. Hay otros que aún andan en las nebulosas.
Se vienen las dos últimas fechas, Junior ya no depende de él para clasificar, debe estar pendiente de ganar esos 6 puntos y lo que sumen Tolima, Caldas y América.
De esos resultados sabremos si Farías nos sigue dando disculpas en las ruedas de prensa o nos cuenta la realidad…